Fernando Simón y la «dolce vita» a la portuguesa
Carrapateira, colindante entre el Algarve y el Alentejo, está menos masificado que Albufeira o Lagos, pero el rostro institucional de la pandemia fue reconocido en una zona donde destacan los restaurantes de pescado
Los santuarios para los amantes del surf se suceden de norte a sur en Portugal: descendiendo desde Viana do Castelo, la franja entre Aveiro y Lisboa ofrece paraísos para los devotos de esta práctica de ocio como Ericeira, Nazaré o Peniche , donde se dejó ver Neymar hace unos meses con tal de no perderse a su amigo, el campeonísimo brasileño Gabriel Medina.
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Sin embargo, Fernando Simón intentó pasar desapercibido (y no lo consiguió) por debajo de Lisboa, a unos 240 kilómetros de la capital portuguesa. Sí, porque el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad eligió Carrapateira, en el término municipal de Aljezur , para dar rienda suelta a su afición surfera y a sus deseos de asueto mientras el repunte del coronavirus agrava la situación en España.
Si no hace mucho exhibía su pasión motera en un reportaje fotográfico cual Peter Fonda en «Easy Rider» , ahora se plantó en un rincón del Algarve colindante con el Alentejo, de donde dista solo 20 kilómetros. Y ahí, en el litoral menos masificado de Portugal, lo «cazaron» en bañador y sin mascarilla , desoyendo las recomendaciones que él mismo se encarga de proclamar a los cuatro vientos como respuesta a los peligros del desconfinamiento y los rebrotes que se extienden por todas las comunidades autónomas.
Parecía Carrapateira un destino donde estaría a salvo de las cámaras, en vista de que nada tiene que ver con el Algarve bajo, el conocido mundialmente por enclaves turísticos como Albufeira, Portimao, Vilamoura o Sagres. Es otro Algarve y, de hecho, muchos portugueses se confunden y piensan que pertenece ya al Alentejo.
Un Algarve alto, menos explotado, donde Simón diseñó un «plan de diversión anónima» que saltó por los aires cuando fue reconocido, pues en esta era global incluso algunos ciudadanos lusos saben quién es de tanto verlo en la televisión española (que se sintoniza en muchos hogares y hoteles)… y hasta lo conocen como el Graça Fonseca español , en referencia a la ministra socialista de Cultura, igualmente con pelo canoso.
Amplias playas como las de Alvor, Meia, Bordeira, Doña Ana, Mos o Arrifana circundan Punta Carrapateira , donde el Museo de Mar y Tierra suele atraer a quienes pretenden ahondar en la cultura algarvia, donde el Mirador do Pontal retrata una panorámica que corta la respiración.
Sabor a mar
A solo 10 días de cumplir 57 años, no tenía aspecto Fernando Simón de salir del museo local, más bien de prepararse para tomar el aperitivo y celebrar un almuerzo al aire libre aprovechando la mañana soleada, pero no asfixiante en Carrapateira. Un entorno donde la «dolce vita» aguarda en urbanizaciones de alto nivel, como Cerca do Moinho , y donde campan a sus anchas exquisitos restaurantes de pescado, estilo Sitio do Rio (que ofrece un arroz de marisco espectacular, al igual que su rodaballo), ShaBouco (feudo que apuesta por la corvina), la calidad artesanal de Marigil o Sitio do Forno, especialista en cataplana de pulpo y en lubina.
El rostro institucional de la pandemia en España también podía haberse decantado por acercarse a Vila do Bispo , a solo 3 kilómetros, y hasta haber sucumbido a una excursión al impresionante Cabo de San Vicente .
Los portugueses saben de sobra que el umbral entre el Algarve y el Alentejo tiene unas connotaciones idílicas en la parte continental del país vecino y a muchos les viene a la mente el refugio conocido como Playa Amália, porque la diva del fado por excelencia, Amália Rodrigues, gustaba de aislarse allí, en uno de esos arenales con escasa presencia humana.
