La examante portuguesa de Julio Iglesias estalla: «Las pruebas de ADN dicen que mi hijo es de él»

María Edite Santos anuncia que llegará hasta el Tribunal de Estrasburgo, tras rechazar la Audiencia Provincial de Valencia que el padre de Javier Sánchez sea el cantante madrileño

Javier Sánchez con Edite Santos, en 1995, en Madrid EFE
Francisco Chacón

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La portuguesa María Edite Santos no cabe en sí de indignación después de la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia que da marcha atrás en el reconocimiento de Javier Sánchez Santos , de 44 años, como hijo de Julio Iglesias .

El cantante madrileño recurrió el veredicto inicial del juzgado de primera instancia número 13 de la ciudad del Turia, que había dado la razón a la exbailarina en su reclamación de la legitimidad del joven como el noveno descendiente del artífice de éxitos como ‘Soy un truhán, soy un señor’. Y ahora el tribunal levantino pone patas arriba el caso, pese al evidente parecido físico del muchacho con el músico español más famoso en todo el mundo.

María Edite conoció a Julio Iglesias en la España del tardofranquismo, cuando aún estaba vigente su matrimonio con Isabel Preysler. Concretamente, en un club de la Costa Brava. Y ahí se fraguó una pasión efímera que ella sigue considerando que cambió su vida. Hoy estalla en pleno giro de la historia: «Es bochornoso porque las pruebas de ADN demuestran que mi hijo es hijo de Julio Iglesias ». Sus palabras resuenan de manera contundente en Portugal, donde se trata de un caso con enorme tirón popular.

Después de calificar como «una vergüenza lo que está ocurriendo en España con la justicia», promete no quedarse sin reaccionar y advierte: «Llegaré hasta el Tribunal de Estrasburgo, si hace falta». Igualmente, añade: «Iremos hasta el final y hasta donde haga falta porque esto no se puede quedar así ». Lo que está en juego no es solo el reconocimiento de Javier Sánchez como hijo del cantante, sino su futuro derecho a una parte del ‘pastel’ de la herencia: unos 850 millones de euros.

Se consuma, de esta forma, el largo trayecto judicial que ha vivido María Edite Santos, pues comenzó sus reivindicaciones en distintas instancias a partir de 1990, es decir, un camino que acumula ya 30 años de tortuosa batalla legal.

El país natal de esta mujer, residente habitual en España, ya conoce lo que es enfrentarse a Julio Iglesias en los tribunales. Fue el pasado mes de diciembre cuando el cantante perdió una demanda ante la justicia portuguesa por un valor total de 225.000 euros a causa de un polémico concierto en Barcelos (a 60 kilómetros de Oporto) en 2004, toda vez que el Tribunal Central Administrativo del Norte dio la razón a la Empresa Municipal de Educación y Cultura.

El Ayuntamiento de la localidad lusa contrató al cantante español y se comprometió a pagar 325.000 euros a sus representantes para los países en lengua portuguesa: la agencia Golden Concerts, con domicilio fiscal en Gibraltar. Pero la venta de entradas para la actuación de aquel 2 de julio no siguió el ritmo esperado y, como se veía venir el desastre de la convocatoria, ambas partes acordaron renegociar las condiciones. De este modo, Golden aceptó el pago inmediato de 50.000 euros , además del derecho preferente para organizar un espectáculo en Nochevieja.

La sorpresa llegó en 2012, porque nadie sospechaba que se iba a remover el polémico asunto. No obstante, así sucedió y los representantes presentaron una reclamación judicial para que les abonaran 130.000 euros más sus correspondientes intereses, hasta totalizar los 225.000 en cuestión.

Precisamente, la popularidad del cantante en Portugal tiene que ver no solo con su trayectoria musical sino con el hecho de que la citada ciudadana lusa, María Edite Santos, mantuvo una relación con él.

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