Escuchas secretas en el Ritz de Londres desatan una nueva guerra de los Barclay

Sir Frederik Barclay ha denunciado a tres sobrinos por grabar sus conversaciones privadas en el hotel

Ivannia Salazar

Los gemelos David y Frederick Barclay (85 años) son dos de los multimillonarios británicos más conocidos, sobre todo por ser dueños del hotel Ritz y del periódico «Daily Telegraph», entre otros medios y empresas. Y, además, porque desde hace años, aunque por diferentes motivos, están bajo los focos. Si hace un lustro un columnista denunciaba, antes de renunciar, la forma en que se trataban las historias publicadas en el diario según si afectaban o no a los intereses comerciales de los hermanos, la polémica se centra ahora en el escándalo por las escuchas en el Ritz, que está poniendo en peligro al imperio familiar, estimado en 8.000 millones de libras. Ya en 2012 ambos hermanos estuvieron también en los titulares por una supuesta evasión de impuestos en el establecimiento hotelero, que negaron rotundamente, y que fue revelada por un programa de la «BBC». Según «The Guardian», el escritor de «The Telegraph», Bill Deedes, le describió a sus amigos la llegada de los hermanos al periódico como una «mafia apestosa».

Los hijos de Sir David, Aidan , de 64 años, y Howard, de 60, han gestionado durante mucho tiempo los negocios de la familia en el Reino Unido, pero Sir Frederick denunció ante la Justicia que ambos, junto a al menos dos personas más, habían estado grabando en secreto sus conversaciones privadas durante varios meses. El empresario y su hija Amanda (41) presentaron entonces cargos contra los tres hijos de su hermano -Alistair, Aidan y Howard-, así como contra el hijo de Aidan, Andrew y Philip Peters , que no es familia pero «ocupa un puesto en la junta».

Violación de confianza

El lunes pasado salieron a la luz algunas de las declaraciones que han hecho ante el juez, según las cuales se habría utilizado un «sistema muy elaborado de grabación encubierta» desde el pasado septiembre para tener acceso a las conversaciones entre Frederick Barclay y Amanda, y en enero de este año, uno de ellos fue filmado «manipulando un aparato», presuntamente un micrófono, colocado en una zona privada del Ritz a la que Frederick acudía con frecuencia. Las escuchas fueron la gota que derramó el vaso dentro de una familia que ya arrastraba discrepancias y estalló la guerra. Barclay y su hija alegan el uso indebido de información privada, violación de la confianza y violación de las leyes de protección de datos. Según su abogado, «los acusados sabían que las conversaciones eran privadas y confidenciales».

Nacidos en 1934 en Hammersmith, al oeste de Londres, según «The Sunday Times» son «de origen humilde» y forman parte de los diez hijos de un vendedor ambulante escocés y su esposa que compartían casa con otras familias. El padre murió cuando tenían 12 años , y solo cuatro años después montaron su primer negocio de pintura y decoración. Y ese fue el inicio de una relación de toda la vida en la que juntos y además de forma silenciosa, siempre privada, se han hecho con otros muchos negocios. Sin embargo, ya en el ocaso de su vida, las disputas familiares, que tocan a varias generaciones, se han recrudecido precisamente porque el año pasado «The Daily» y «The Sunday Telegraph» se pusieron a la venta, como parte de una revisión de los intereses comerciales que están haciendo, pero los involucrados no logran ponerse de acuerdo. El miércoles, dieron a conocer que han recibido ofertas de hasta 1.000 millones de euros por el Ritz, con 450 empleados y que compraron en 1995.

No se sabe en qué acabará la crisis. Como afirmó el abogado Desmond Browne -que representa a Frederick y Amanda Barclay- «Todos recordamos que Tolstoi dijo: ‘‘Cada familia infeliz es infeliz a su manera’’».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación