Los celos de la Princesa Charlène con los hijos de Alberto de Mónaco anteriores a su matrimonio

En ocasiones, no siempre «protocolarias», Alberto II viaja solo a Londres y Nueva York, para cumplir tareas personales o propias de su condición, como gran «empresario» y «embajador itinerante» del Principado de Mónaco

Charléne y Alberto de Mónaco Pool Monaco

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La vida social de Alberto II de Mónaco (61 años), en Londres y Nueva York, habría «complicado» temporalmente sus relaciones íntimas con su esposa, la Princesa Charlène , aquejada de recurrentes ataques de «celos», tras las «apariciones» no siempre previsibles de los dos hijos del Príncipe anteriores a su matrimonio.

En ocasiones, no siempre «protocolarias», Alberto II viaja solo a Londres y Nueva York, para cumplir tareas personales o propias de su condición, como gran «empresario» y «embajador itinerante» del Principado de Mónaco. No es frecuente que la Princesa Charlène lo acompañe, recluida en el palacio principesco o en alguna residencia secundaria, en Córcega o en la Costa Azul.

Según el semanario alemán «Frau im Spiegel» y el semanario australiano «Woman’s Day», la última escapada londinense del Príncipe Alberto II habría caído «francamente mal» en Mónaco. La Princesa Charlène no habría apreciado que su esposo estuviese presente de manera «informal» en la celebración del quincuagésimo sexto aniversario de Nicole Coste , azafata, de origen congolés, madre de Alexandre Coste (16 años), hijo de Alberto II.

El Príncipe y la azafata sostuvieron una relación amorosa de intensidad relativa, durante varios años. Hasta que ella decidió filtrar unas fotos «íntimas» que descubrieron algunos aspectos de las idas y venidas ocasionales de Alberto II hasta el lecho de la voluptuosa azafata negra.

Nicole Coste comenzó por instalarse en la Costa Azul, no lejos de Mónaco, con su hijo, de muy corta edad, hasta que el Príncipe consiguió que su antigua amante se instalase «para siempre» en Londres, lejos de la Costa Azul, al frente de una «boutique» de «moda», donde vende prendas que ella misma dice «diseñar». El verano pasado, Nicole decidió celebrar el aniversario de su hijo en la Costa Azul, provocando tensiones bien controladas en el palacio principesco.

Meses más tarde, la celebración de otro aniversario, el de la antigua amante, en Londres, propició otro encuentro informal entre Albert II, Nicole Coste y su hijo. «Pura formalidad», según las fuentes oficiales, soportada con resignada indiferencia distante por la Princesa Charlène, que se encontraba en Córcega, con sus hijos, gemelos, la Princesa Gabriella y el Príncipe Jacques (5 años), mientras su esposo hacía vida social en Londres.

Si hubiese que creer al semanario alemán «Frau im Spiegel», el amor a los hijos habría facilitado el «reencuentro» de los Príncipes de Mónaco. La pareja habría vuelto a sellar su «unión sagrada», en torno a las fiestas familiares de fin de año.

Se trata, sin embargo, de tensiones aleatorias pero recurrentes.

El mes de noviembre pasado, la «The Princess Grace Foundation – USA» (Fundación Princesa Grace Kelly , creada por la familia norteamericana de la madre del Príncipe Alberto II, heroína cinematográfica) volvió a conceder sus tradicionales premios de apoyo a artistas emergentes en diversas disciplinas (teatro, danza, cine, etcétera). Con esa ocasión, Alberto II volvió a encontrarse en público con su hija Jazmin Grace Grimaldi (27 años), que nunca ha ocultado su deseo de ser actriz, compañera sentimental de un músico de cierto renombre, Ian Mellencamp .

Alberto II invitó a su hija a participar en las fiestas de su sexagésimo aniversario, el mes de marzo de 2018. Meses más tarde, Jazmin participó en el vigésimo octavo Rally Aïcha de las Gacelas de Marruecos, haciendo equipo de Pauline Ducruet, hija de la Princesa Estefanía y su primer esposo, antiguo pescadero, en Mónaco. Parecía el principio de un «desembarco» oficioso de la hija californiana en el palacio de su padre. Falsa alarma.

La Princesa Charlène decidió «poner fin» a las familiaridades de su esposo con la hija de otra señora, Tamara Rotolo (48 años), que fue la aventura de un apasionado verano de amor, en la Costa Azul, hace poco más de veinte años.

Hasta donde llega nuestra ignorancia, que es mucha, Alberto II y Tamara Rotolo no volvieron a verse, pero las idas y venidas de su hija, Jazmin, entre Los Angeles, Nueva York y Mónaco; seguidas de las idas y venidas del príncipe, entre Mónaco y Nueva York, tampoco entusiasman frenéticamente a la Princesa Charlène.

La vida sigue. Los Príncipes gemelos, Gabriella y Jacques, comienzan a crecer, ocupando el puesto central que es el suyo, en el seno de una familia de vida íntima y social francamente ajetreada, en el corazón más legendario de la Cosa Azul.

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