Billy Graham, el leal consejero de los presidentes de Estados Unidos

El carismático reverendo, fallecido a los 99 años, entabló una estrecha relación con la clase política y con Isabel II

George H.W. Bush, Bill Clinton y Jimmy Carter, con el reverendo Billy Graham y su hijo Franklin Graham REUTERS

PEDRO RODRÍGUEZ

«Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». Si a todos los millones de creyentes en Jesucristo se les midiera en función de ese mandato, entre los primeros puestos de una hipotética clasificación se encontraría Billy Graham , el reverendo más conocido, respetado y seguido tanto dentro como fuera de EE.UU. Con una voz inconfundible y una prodigiosa capacidad de persuasión, este carismático y telegénico pastor baptista siempre con una Biblia en la mano dedicó su vida a argumentar el esperanzador poder de la redención frente a las miserias del pecado .

Para esa movilización constante, Graham recurrió a la radio, la televisión y los satélites de comunicaciones, llenó estadios con multitudes, conectó con toda clase de congregaciones, tuvo acceso directo a la Casa Blanca y se convirtió en inevitable consuelo en momentos de tragedia nacional. A lo largo de ese proceso, terminó por definir el evangelismo moderno en EE.UU .

La privilegiada relación de Graham con los ocupantes de la Casa Blanca se extendió a una docena de presidentes, empezando por Truman , actuando como consejero espiritual en los mejores y peores momentos. Según dijo el reverendo en 2011, «la gente en el poder tiene necesidades espirituales y personales como todo el mundo y a menudo no tienen a nadie con quien hablar».

El primer presidente con el que tuvo una relación más estrecha fue Eisenhower, al que convenció para celebrar un Desayuno Nacional de Oración en 1953. George W. Bush reconocía que Graham había sido instrumental en su renacimiento religioso y haber dejado el alcohol. Algunos incluso le utilizaron como mensajero de confianza e intermediario por su capacidad para conectar con todos los resortes de poder político en Washington.

Aparición en «The Crown»

En la segunda temporada de la serie «The Crown», Billy Graham aparece reflexionando con Isabel II hasta dónde es posible perdonar. El episodio refleja su cordial relación de guía espiritual, con múltiples encuentros e invitaciones en Windsor y Sandringham . Aunque según explicó el reverendo, la posición oficial de Isabel II como cabeza de la Iglesia de Inglaterra impidió que ese respaldo fuera público.

A los 15 años, este adolescente amante del baseball encontró su llamada en un improvisado servicio religioso en su natal Carolina del Norte. Tras sus estudios religiosos, su primer destino fue Chicago. Siempre con la prioridad de conseguir que los protestantes evangélicos de EE.UU. volvieran a ganar la influencia social que llegaron a tener en otros tiempos, aunque con un carácter mucho más inclusivo en una época de profundos prejuicios raciales. Graham solía decir que el cristianismo «no es una religión solo para hombres blancos».

Quizá su enorme éxito y prestigio estuvo basado en todas las cosas que no hizo durante sus seis décadas de activa vocación: nunca construyó su propia mega-iglesia , no estableció una organización filantrópica, no impulsó ningún lobby o grupo político ni aspiró a un cargo electo. Todo ello hizo posible que su genuina reputación quedase a salvo de los escándalos de todo tipo que han desacreditado a otros líderes religiosos. Cuando se divulgaron comentarios antisemitas en conversaciones grabadas con Nixon, al que respaldó para su reelección, Graham no perdió tiempo en reconocer su responsabilidad y pedir perdón .

Su carrera se basó en el mensaje redentor del cristianismo y en compartir la alegría vinculada a la fe religiosa, sin perderse en los detalles diferenciales de cada nominación. Se estima que a sus energéticas giras desde Miami a Moscú, denominadas por él mismo como «cruzadas», han asistido más de 200 millones de personas . Además de plasmar su testimonio en 33 libros e incontables artículos y entrevistas.

Aunque la vida del reverendo ha coincidido con profundos cambios en la sociedad americana , su importancia es difícilmente cuestionable a la hora de definir la vida espiritual de Estados Unidos. En sus sermones solía insistir: «Elegid este día el camino para viajar hasta la eternidad. No penséis que existen tres opciones –sí, no y esperar– porque puede que nunca tengáis otra oportunidad».

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