El asesino detrás del héroe: treinta años del encarcelamiento de Monzón

En el año 1989, el campeón mundial de boxe recibió una condena a prisión por el asesinato de su segunda mujer

Carlos Monzón RUE DES ARCHIVES
Guadalupe Piñeiro Michel

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Corría el año 1989 y el mundo entero se despertaba con una noticia que generaba, a la vez, asombro y horror. El campeón mundial de boxeo Carlos Roque Monzón Ledesma recibía una condena a prisión por el asesinato de su segunda mujer, la uruguaya Alicia Muñiz . Actriz y modelo, la joven conoció al deportista en 1978, durante los primeros años de la dictadura militar argentina. En ese momento era imposible imaginar que una década más tarde la mediática historia de amor acabaría con un trágico homicidio .

Pese a que el entorno de Monzón se esforzó por hacer circular la versión de que la muerte de su esposa se debió a una caída por el balcón, una mujer se atrevió a desenmascarar la verdad y bajar del pedestal al gran mito argentino. La jueza, por casualidades del destino de nombre homónimo a la víctima mortal, fue Alicia Ramos Fondeville . Esta semana, de la mano de Disney Media Distribution Latin America y Pampa Films, se estrenó en Argentina una serie sobre el deportista que relata su oscuro costado femicida.

La primera feminista

Era otro el momento histórico en esos tiempos, y el auge del feminismo estaba lejos aún de llegar. Enviar a prisión a uno de los grandes ídolos andinos no era una tarea que cualquiera se atreviera a hacer, pero Ramos Fondeville tuvo el coraje de hacerlo. Treinta años después, la magistrada recuerda ese episodio con orgullo. «Mi carrera fue dura. Soy un prototipo de la discriminación de las mujeres . Yo siempre quise ser jueza, pero era un territorio reservado para los señores», afirmó en declaraciones al Diario Clarín.  

En declaraciones a la prensa local, la magistrada recuerda por qué razones la versión oficial de que la muerte se había producido por un accidente jamás la convenció. «Sospechaba por las características del hecho y la violencia en la que vivían. Sabía que Monzón había ejercido violencia sobre otras mujeres , inclusive mujeres muy conocidas», afirmó.

Ramos Fondeville alcanzó fama con posterioridad al juicio a Monzón, en el que se esclarecieron los hechos ocurridos en 1988 en la ciudad costera de Mar del Plata, a orillas del Atlántico. Por ironías del destino, justamente el día de los enamorados, el 14 de febrero de ese año, aparecía sin vida el cuerpo de Muñoz con claras señales de golpes y ahorcamiento.

Un año atrás, el humilde boxeador oriundo de la provincia de Santa Fe, que con el tiempo logró el éxito profesional en el mundo, había tenido una tormentosa y apasionada relación con la conocida presentadora televisiva Susana Giménez , vínculo que se extendió hasta 1978. Ambos se habían conocido durante el rodaje de la película La Mary cuatro años atrás. Por tratarse de dos figuras públicas, la pareja protagonizó las portadas de las revistas del corazón porteñas durante gran parte de la década de los 70. A pesar de la versión «rosa» que mostraban del romance que mostraban los flashes de los fotógrafos, la relación se fue tornando violenta y, según relatan medios locales, en varias ocasiones la estrella televisiva recibió golpes por parte del boxeador. De ese costado oscuro nada publicaba en ese entonces la prensa porteña.

La actriz argentina, Susana Giménez, posa con el boxeador, Carlos Monzón EFE

Héroe y asesino

Apenas se dio a conocer la noticia de la muerte de la modelo Alicia Muñiz, la opinión pública del país andino se dividió en dos grandes grupos: por un lado, estaban quienes defendían al campeón mundial por tratarse de un gran mito argentino y una figura de renombre internacional, y por el otro, parte de la población local que veía que, tras la fama de un héroe nacional , se escondía casi un monstruo capaz de asesinar a una mujer, haciendo uso de la misma violencia que le había dado éxito y dinero arriba del ring de boxeo.

En la serie que se estrenó esta semana en Argentina se muestran a las claras los favores que el boxeador recibió por parte de la policía local por tratarse del héroe deportivo del momento. A la vez, la división de la opinión pública le hacía recibir aplausos en la calle al mismo tiempo que otros peatones le gritaban «asesino» tras haber arrojado a Muñiz por un balcón.

El caso, que generó estupor en la época, no recibía en ese entonces el título de «violencia de género», pero sí se trató en verdad del primer femicidio que involucró a figuras públicas en el país del tango y del mate. Una vez que se dio a conocer la sentencia del juicio que colocó al boxeador tras las rejas, muchas mujeres se atrevieron a hacer denuncias de maltrato en la Justicia, impulsadas por la resolución del caso. Si bien la historia argentina todavía se refiere al «campeón» cuando se habla del boxeador, series como la que se estrenó esta semana recuerdan que Monzón no solamente contaba con un perfil público y profesional, sino que al interior del hogar lo acompañaba esa violencia que hizo de él un verdadero asesino.

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