Testimonios del coronavirus

El futuro se llama Ada

«Cunde el miedo y la desesperación ante el futuro; pero como siempre, Dios tiene la última palabra»

ABC

El 2020 va a ser el más importante de toda nuestra existencia. Nuestra hija la mayor, Sara, residente en Australia, dará a luz a nuestra primera nieta ADA la primera quincena de abril y por supuesto vamos a ir, nuestra hija Sofía por fin será operada para quitar las vegetaciones y no tener apneas y ahh lo impensable: la selección en San Mames y tengo 6 entradas para el España–Polonia. ¡Qué año tan maravilloso!

Coronavirus. Algo lejano y de los chinos. Suena a risa. Pero la risa nos da cuando: ni Australia, ni operación, ni España en San mames. Y ni Santa Misa, al menos en Zarauz. Y todos en casa, mi marido ERTE, yo todo el día al teléfono y con más trabajo del que quiero y del desagradable (ERTES ERTES Y ERTES). Sueño con Reales decretos que me persiguen (soy abogado laboralista). Y ESO EN 12 HORAS. Todo tu mundo se cae, no puedes ni ver a tu padre, (que se ha convertido en hermanita de clausura), ni a tus suegros ni dar un abrazo a nadie.

Y te enfadas con el mundo.

Pero llegan las nuevas tecnologías, y donde no había luz, de repente sale el sol, y todo se ilumina. Vemos a nuestra nieta en directo, a los dos minutos de nacer; y tenemos reportaje gráfico todos los días; videoconferencias mañana y noche, (si no mato a mi yerno), la SANTA MISA en la televisión e internet; y puedo rezar con las colegas por una cosa que se llama zoom, y, por otras plataformas que te acercan a tu gente, y las cosas no son tan terribles.

Somos capaces de seguir comunicándonos.

Y tus hijos se convierten en tus profesores, y tienes conversaciones eternas y profundas, y no todo es tan malo. La supervivencia del ser humano es impresionante.

Cunde el miedo y la desesperación ante el futuro; pero como siempre, Dios tiene la última palabra, que es de amor y esperanza.

En nuestro caso ha sido una palabra muy breve. Sólo de tres letras: ADA, a quien si Dios quiere tendremos en brazos antes de final de año.

Silvia García Baglietto. Abogada. 54 años.

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