El boxeador Paulino Uzcudun, durante su época de esplendor
El boxeador Paulino Uzcudun, durante su época de esplendor - ABC

Dos «botarates» con puños de acero

La novela «Golpes de gracia» relata la historia de traición de los boxeadores vascos Uzcudun y Gaztañaga

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«Al fin y al cabo eran dos botarates que no tuvieron la cabeza o la voluntad que hace falta. Teniendo tanto dinero, tanta fama, tanto éxito, no estaban preparados. Terminaron como dos juguetes rotos». Joxemari Iturralde (Tolosa, Guipúzcoa, 1951) habla de los boxeadores vascos Paulino Uzcudun (1899-1985) e Isidoro Gaztañaga (1905-1944), los protagonistas de su novela «Golpes de gracia» (Malpaso Ediciones), que ha traducido él mismo del euskera al castellano.

«Los dos me caen bien, les tengo simpatía», matiza mientras charla largo y tendido de su libro con ABC. Para que no se malinterprete el término «botarates», tira de una anécdota vivida durante la presentación de su obra. Sucedió en Ibarra, pueblo natal de Gaztañaga: «Me vinieron unos sobrinos suyos y me dijeron: “Era majo el chico, pero un botarate”».

Uzcudun y Gaztañaga llevaron vidas casi paralelas, las que sigue una novela «ligera, rápida, con un estilo corto, conciso, en plan documental». Iturralde se sintió en la «obligación moral» de escribir un libro sobre su historia conjunta. «Yo soy de Tolosa, vivo en Tolosa y desde chaval me han ido llegando noticias de gente que les conoció. Tenía muchas historias que iba apuntando en mis carpetas. Vi no solo que tenía material para la novela, sino que tenía que contarlo porque es gente mayor, que se va muriendo. Y si no lo cuento yo, se va a ir todo al carajo y se van a ir historias, anécdotas, que nadie va a contar».

Del hacha al ring

Guipuzcoanos y paisanos, uno de Régil y otro de Ibarra, ambos comenzaron en Tolosa empuñando el hacha, como «aizkolaris», y de ahí saltaron al boxeo, donde brillaron en los años 20 y 30 hasta el punto de que de Gaztañaga dijo el New York Times que «de un puñetazo puede derribar el puente de Brooklyn». «Eran dos forzudos aldeanos, sin ninguna preparación intelectual», que en una época donde «no había ni televisión ni Twitter ni internet, alcanzaron la cúspide, una fama increíble», ensalza Iturralde.

«Vivieron en un mundo de éxito, fama, dinero, mujeres. Fueron cantidad de veces a América en aquella época, que los trasatlánticos tardaban un mes», evoca. Pasaron a cobrar por un combate lo mismo que por un año entero talando troncos. A Uzcudun, tras alzarse con un campeonato en San Sebastián, fueron a recibirle 40.000 personas. Cuando perdió parte de su dentadura, la sustituyó por piezas primero de oro y después de platino. Muchos le comparaban despectivamente con un «oranguntán». Gaztañaga, en cambio, fue «guapo, podría haber sido actor de Hollywood tranquilamente». Entre sus conquistas figuraban divas de la gran pantalla y llegó a rivalizar con el mismísimo Gary Cooper.

El púgil Isidoro Gaztañaga
El púgil Isidoro Gaztañaga - ABC

Mejor boxeador que Uzcudun, aunque sin títulos oficiales, de ahí que sea mucho menos recordado, Gaztañaga «era un vividor, un juerguista al que le daba igual todo», le define el escritor. «Unas borracheras terribles, iba a combates sin preparar. Le ganaba uno malísimo de tercera, pero luego se preparaba y ganaba al mejor. Joe Louis, el mejor de todos, no quiso combatir con él, prefirió a Uzcudun».

«Son personajes de novela, y al saber que lo han vivido, que ha ocurrido, tiene un gancho especial», resume Iturralde, que aclara que «todos los hechos históricos están comprobados», entreverados con pasajes y escenas que ha «ilustrado, edulcorado, inventado, pero siempre basado en la posibilidad de que fuera así». Se empapó de la prensa de la época y, para ambientarse, viajó a Madrid, La Habana y Nueva York. Fueron tres años de preparación.

«No es una biografía»

En todo caso, subraya el autor, «no es una biografía». «A mí, más que los combates en sí, lo que me ha interesado es una historia de traición. Cómo dos amigos íntimos en su juventud terminan enemigos acérrimos. Esa evolución es lo que me interesaba, y qué ocurrió en ese proceso. ¿Cuál fue el motivo, el chispazo? Hay una mezcla de envidias, malos entendidos», desvela.

«La política, la guerra, fue el punto de no retorno. Se potenció todo al máximo», añade. Uzcudun acabó integrándose en el ejército nacional. «Hizo lo que hizo. Sé que hay cosas que son verdad y no las he podido contar o he tenido que dulcificar un poco porque no hay pruebas». Gaztañaga se declaró republicano pero no se movió del continente americano, donde tendría un triste final.

Uzcudun, con dedicatoria para ABC
Uzcudun, con dedicatoria para ABC - ABC

Esas traiciones que vertebran la novela no se limitan a los dos boxeadores, que jamás llegaron a enfrentarse en un ring pese a numerosos intentos. Uzcudun también traicionó a quien fue el mecenas de ambos, el doctor Goiti, igualmente de Tolosa. «Y deja a su novia plantada en el pueblo en cuanto conoce a unas francesas». Las mujeres juegan un papel crucial en el libro, hasta el punto de que dan nombre a todos los capítulos. «Me interesó mucho, de dos personas que tienen tanto poder, tanto éxito, tanta fama, su relación con las mujeres. Las tratan un poco como de usar y tirar. Hay traiciones y engaños, y bastante de machismo».

Pese a no detenerse en los combates por expreso deseo de su autor, «Golpes de gracia» se nutre de la mística que siempre ha rodeado al boxeo en la ficción. «El ascenso, la caída, la rivalidad. Los golpes. Eros y Tanatos, la atracción que sienten las mujeres por los boxeadores y luego la muerte y los golpes, como los toreros, ese mundo de Hemingway. Luego mucho dinero. Si hay dinero, hay fama, hay poder, hay mujeres, hay éxito, hay glamur», desgrana Iturralde.

«Podrían haber sido dos futbolistas o dos actores españoles que han ido a Hollywood. Resulta que fueron boxeadores», reflexiona el escritor. «Una historia que no se conocía en su totalidad y he aprovechado para sacarla a la luz».

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