IGLESIAS DE MADRID

San Miguel Arcángel: una parroquia con sabor a pueblo

Los orígenes del templo se remontan al siglo XIV. Su historia la forman siglos de vida en la fe

Exterior de la iglesia en el pueblo de Fuencarral ABC

José Francisco Serrano Oceja

Fuencarral , antes pueblo, hoy distrito municipal, de la antigua Fuente de la Carra, es uno de los asentamientos cristianos más antiguos de toda la región. Enhiesto templo, a la altura de un Madrid que mira de frente a las montañas, fue levantado en torno al siglo XIV, de estética románica y segoviana , con añadidos posteriores que reflejan la historia de vida de la fe que se convierte en identidad de un pueblo. En el siglo XVII, el templo se amplió con las naves laterales, la cabecera, la torre –que fue construida en 1693– y la Capilla de la Vera Cruz , que en sí misma es una pequeña iglesia. En su historia aún se palpan las huellas de la Guerra Civil, que arrasó con el templo, convertido en checa, mercado y demás tropelías.

En su interior, se abre una inmensa nave central con bóveda plana, columnas toscanas originales. En el presbiterio, descansa un retablo moderno, de estilo neobarroco, con San Miguel Arcángel en el centro. Y delante del retablo, una preciosa y recién restaurada Custodia. No hay que olvidar que la Capilla de la Vera Cruz acoge la imagen no originaria del Cristo que fue hallado por Carlos V en la batalla de Mülberg. Dijo entonces el monarca, ante una imagen atravesada por arcabuzazos, aquello de «Señor, si vos queréis… Poderoso sois para vengar injurias». También se le conoció como el ‘Cristo de Sajonia’. La de la Vera Cruz entronca con las más antiguas cofradías de España de esa denominación. Su actividad se proyecta hacia la juventud y la caridad para enaltecer y fomentar la devoción a la Santa Vera Cruz. Tiene un ‘grupo joven’ que se dedica a realizar campañas de caridad y a colaborar activamente en la Cofradía.

Además hay que destacar, en el marco de las devociones populares de la parroquia, Nuestra Señora de Valverde, Madre y Señora de Fuencarral, cuya imagen se encuentra en la Ermita Santuario de su nombre en la zona del PAU de Monte Carmelo . Cuenta también con su Hermandad y con unas celebraciones, en torno al 25 de abril, de gran raigambre popular en la zona.

Vínculo entre generaciones

Cuando Fuencarral dejó de ser municipio autónomo, la única institución de referencia que permaneció en el tiempo fue esta parroquia, ahora con cerca de 18.000 feligreses nominales . Forma parte de la vida de generaciones que la han hecho su casa. Pese a que no se ha producido aún un recambio generacional completo, y que se ha recibido a personas procedentes de la inmigración, lo que convierte a Fuencarral en un distrito multicultural, la parroquia sigue estando ahí presente como el vínculo entre generaciones y factor de hermandad. El párroco es el sacerdote José Carlos Sánchez Rodríguez y está acompañado por los sacerdotes Francisco Javer Larrocha y Jonathan Zambrano. Las religiosas franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor tienen un colegio contiguo casi a la parroquia y una residencia.

Es esta una parroquia volcada en la actividad de la Cáritas , que atiende a 250 familias no solo con alimentos o ropa –principalmente demandada por quienes habitan en los asentamientos gitanos de la zona–, sino también con pagos de alquileres y facturas, y material escolar. La labor social se desarrolla a través de Centro de Educación de Menores y del Centro de Integración de Mayores, en dónde se ofrece formación en economía del hogar, atención doméstica o cultura. Iniciativa que comienza, como toda la actividad parroquial principal, a activarse una vez que está pasando la pandemia.

Otro de los aspectos principales de la parroquia es la formación en la fe: el catecumenado . Destaca por el catecumenado de adultos, por el proyecto de formación de los padres que traen a bautizar a sus hijos a esta parroquia y por un plan de atención familiar adaptado a las necesidades de los catecúmenos. Hay que resaltar, también, la atención a las personas mayores y a los enfermos. La parroquia no podría tener esta actividad sin los voluntarios, tanto de Cáritas como las personas que atienden y cuidan del templo y las celebraciones litúrgicas.

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