Madrid lidera la brecha entre los más ricos y pobres de España
El grupo con menos ingresos redujo su renta un 30% desde la crisis, frente al 13% de la media nacional
La Comunidad de Madrid encabeza por primera vez el «ranking» de desigualdad que se produce entre el 20% de la población más rica y el 20% de la más pobre de España, con un índice del 7,6 frente al 6,6 de la media nacional. Esa brecha se ha ahondado a raíz de la crisis económica y no se ha subsanado durante la recuperación. Así, el grupo con menos ingresos redujo un 30% su renta en la última década (frente al 13% de media nacional), mientras que el más enriquecido los incrementó un 3,6% (la media es del 2%). Esas son algunas las conclusiones del VIII informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social, presentado ayer por Cáritas, que recoge la evolución experimentada desde 2013 a 2018 en la región.
Si se tiene en cuenta la brecha del conjunto de la población, la madrileña es la tercera región más desigual, por detrás de Andalucía y Baleares.
Un millón de personas se encuentra en situación de exclusión social , lo que equivale al 16% de la población, una cifra que ha mejorado respecto a 2013, cuando eran 1,4 millones. Aún así, de ese millón que no puede subir ningún peldaño en la escala social, casi la mitad, 460.000, padecen exclusión social severa ; es decir, no pueden construir un proyecto vital estable ni estructurado. Son especialmente vulnerables y con ellos se ceba el desempleo persistente, la precariedad laboral extrema, la vivienda deficiente e inadecuada, al tiempo que son invisibles para los partidos políticos, según explicó el sociólogo Guillermo Fernández Maillo , coordinador del informe. Dentro de esta cifra, el estudio destaca un subgrupo de 269.000 sujetos que constituyen la «sociedad expulsada».
Un aspecto preocupante son las 900.000 personas que están sumidas en la precariedad, por lo que se verían abocadas a la exclusión de sufrir otra recesión, al haber agotado todos los colchones que no han recuperado.
La nota positiva es que ha mejorado el nivel de integración de quien lleva una vida digna, al pasar del 37% de 2013 al 50% del 2018. La negativa, como se ha apuntado, es que la exclusión «se ha agudizado y es severa».
Vivienda, trabajo y salud son, por este orden, las causas que conducen a la exclusión. Por primera vez, la vivienda ocupa el primer lugar, no en vano 7 de cada 10 personas del millón citado padecen dificultades, al carecer de ingresos suficientes. El impago del alquiler es ya el principal motivo de desahucio, no la hipoteca. En materia laboral, la precariedad afecta a 6 de cada 10 y la tasa de trabajadores pobres alcanza el 12,3%. Respecto a la salud, una de cada dos personas están aquejadas de algún problema de este tipo. Y casi 160.000 hogares han dejado de comprar medicinas o seguir alguna dieta por falta de recursos económicos.
El rostro de la exclusión es el de un ciudadano español , cerca del 72%, y ser inmigrante extracomunitario, mujer, desempleado y encabezar una familia monoparental son factores que conducen a ese grupo .«La pobreza se hereda. Y quien nace pobre muere pobre», concluyó Fernández.
Modificar la renta mínima
Que las tres administraciones promuevan un parque de vivienda social; que se potencie el papel de las empresas para fomentar el empleo de calidad y no abusar de la temporalidad, de las medias jornadas o de los «minijob», que «se ha comprobado que no son un salto hacia la estabilidad laboral», son las recetas que apuntaron lo responsables de Cáritas.
Estos incidieron en la necesidad de revisar los procedimientos de acceso a la renta mínima de inserción para que se pueda compatibilizar con empleos de escasa duración, así como ralentizar el tiempo de respuesta a la solicitud.
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