Javier Ruibal: «Mis canciones intentan daros un respiro de tanta ansiedad»

El artista gaditano presenta su último disco «Ruibal», escrito durante la pandemia

El artista Javier Ruibal, durante un concierto Álvaro Carmona

Nacho Serrano

Si los médicos pudieran, deberían recetar el nuevo disco de Javier Ruibal contra la ansiedad . Escrito y compuesto entre marzo y mayo, es decir, en los dos meses más desquiciados que podamos recordar, «Ruibal» obra el milagro de retratar el tiempo en el que nació, sin ser ningún «disco de pandemia». Un logro sólo al alcance de genios de la composición como este artista gaditano, que este jueves presenta en el Teatro Nuevo Alcalá (20.30 horas, 25-30 euros) este trabajo publicado en formato de libro disco, con trece relatos inéditos (uno por cada canción) y otras tantas acuarelas originales.

Qué bien sienta su disco, por Dios.

La alegría que me da oír eso es inmensa, porque es lo que yo esperaba de este disco. Que las canciones os dieran un respiro de tanta ansiedad . ¡Objetivo cumplido! Estamos todos en un momento de sensibilidad muy alto, y la piel quizá se eriza ahora más porque necesitamos darnos cuenta de que somos más piel que otra cosa. Menos cerebro y más piel, más emoción. Quizá por eso estas canciones llegan a lugares emocionales a los que otras canciones mías anteriores no llegaban.

¿Cómo fue capaz de ponerse a componer con la que estaba cayendo?

Llegué a componer dieciocho canciones. Seguí componiendo y componiendo para prestar la menor atención posible a lo que estaba pasando, que era tan tremendo… Y sigue siéndolo. El disco está escrito entero caminando , los dieciocho pasos que podía caminar en el piso de Madrid donde pasé el confinamiento. Me prometí caminar lo más posible, para no ponerme gordo como un emperador romano. Y he comprobado que cuando uno oxigena el cuerpo oxigena la mente y aclara las ideas. Este disco es como mi conjuro contra la inmovilidad (risas).

En el disco hay alusiones a la pandemia, pero no es un «disco de pandemia». Perdone que insista, pero me resulta increíble que haya podido ironizar sobre todo ello casi en tiempo real, con tanta elegancia.

Muchas gracias. La primera semana fue tal la depresión, que me hundí en la miseri a. Entonces desconecté de las noticias, salvo lo mínimo para saber qué pasaba. Sobre todo me quité de las baldías tertulias televisivas sobre el tema, de las batallas de bilis parlamentarias, en las que algunos sacaban a relucir lo mejor de sí mismos, pero otros sacaban lo peorísimo de sí mismos, en una mala praxis política que nos va a costar muy cara a todos. Evadiéndome de todo eso fue como conseguí componer.

Lo de preparar una gira ahora mismo debe ser de lo más kafkiano.

Sí, hay que anotar todas las fechas en lápiz, por si hay que borrar . En mi página web se pueden ver las que siguen en pie. Y claro, como hay algunas que son de conciertos aplazados durante el confinamiento, alguno dirá: «¡Cuántos conciertos tiene este tío con la que hay liada!». Pero es que se han ido acumulando, y tenemos un buen puñado de aquí a diciembre.

¿Cómo surgió la idea de acompañar las canciones con relatos y acuarelas?

Cuando cumplí 65 años el 15 de mayo, día de San Isidro, encerrado, me dije: «A ver muchacho, ¿cuándo vas a hacer todas esas cosas que te has dicho muchas veces que te gustaría hacer? Pues ahora». Así que me puse a ello. Los relatos y las acuarelas están relacionados tangencialmente con las canciones , no vuelven a contar lo mismo. Se tocan a veces un instante, y otras veces un poquito más. El relato te invita a leer una historia que tiene algo que ver. Me he divertido mucho haciéndolos, porque había escrito un poemario, «Corazón de barro», pero no había escrito nada en prosa.

La canción «Sólo la dosis hace el veneno» es de las que perdurarán mucho tiempo.

Cuando la escribí, me estuvo acompañando todo el rato el espíritu de Javier Krahe. Tiene muchas cosas humorísticas, y siempre pensaba «¿qué diría aquí Javier?», y él me contestaba «deja eso, deja eso que está muy bien», o «tacha eso, que va a ser mejor quitarlo». Habla del suicidio de algunos personajes históricos, no caí en la tentación de utilizar suicidas contemporáneos que aún están en la memoria sentimental de la gente, y prefería usar otros más antiguos, de los que ya se puede hablar sin ofender a nadie .

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