Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS

Soberbia natural

Las Mareas siguen dos años después cometiendo patinazos no ya de principiantes, sino de pasotas. Y el tiempo pasa

Alberto Varela
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Es sano cometer errores, despistarnos y que se nos pasen cosas que puedan ser importantes. Todos nos preguntamos dónde tendría yo la cabeza alguna vez y no es para volverse loco. Está en nuestra naturaleza y por eso es recomendable evitar ser los Pepitos Grillo de los errores ajenos, como hacen las Mareas, que reclaman la perfección de las otras administraciones, mientras en las propias siguen, casi dos años después, cometiendo patinazos no de principiante, sino de pasota.

En Santiago distribuyen ahora en febrero calendarios a los que les falta una semana del mes de enero, porque lo de devolvérselos a la imprenta por erróneos no se les ocurrió. En Ferrol los que iban a cambiar el modo de hacer política se han apresurado en acudir a los tribunales para pedir más dinero para sus concejales, y es que ya se sabe que a nadie le amarga un dulce.

De todos modos es el caso de caso de Xulio Ferreiro el que merece análisis aparte. Tan dado como es él a las celebraciones deportivas, va a tener que explicar al deportivismo por qué no ha reformado aún Riazor.

El estadio da pena y la culpa ya no es de la vieja política, sino suya. Tendríamos, por cierto, que pedirle que nos deje acudir a una de esas tormentas de ideas sobre qué hacer con la entrada a su ciudad por Alfonso Molina. Por ahora se les ha ocurrido ya construir pasos subterráneos para roedores y adecentar los puentes para que pueda dormir gente debajo. Con nosotros aumentará la pobreza —habrán pensado— y se han puesto ya a pensar cómo mejorar la calidad de vida del coruñés indigente.

El tiempo pasa veloz y va casi media legislatura municipal perdida en las ciudades del cambio sin que los alcaldes se hayan bajado de la peana desde la que miran al resto del mundo. Los demás tienen intereses ocultos y son malos gestores, pero mire usted por dónde, hasta el más perezoso gobernaba mejor que ellos. ¿Cambiarán de actitud? Yo no lo esperaría porque la soberbia está también en la naturaleza humana.

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