Dos rumanos se dan a la fuga para evitar un juicio por obligar a compatriotas a mendigar

Promesas incumplidas y una vida llena de vejaciones: eso es lo que les esperaba a varios rumanos a los que les trajeron a Galicia en busca de una vida mejor. Los presuntos culpables de ello son dos personas de origen rumano - un hombre y una mujer - acusados de obligar a otras a ejercer la mendicidad bajo amenazas e intimidaciones de todo tipo. Por estos supuestos hechos, estaba previsto que el juicio contra estas dos personas tuviese lugar este mismo viernes en la sección sexta de la Audiencia Provincial de La Coruña, con sede en Santiago. Pero esto ya no va a ser posible. La vista ha tenido que ser suspendida , según citan fuentes judiciales a Efe, porque ninguno de los acusados se sentarían en el banquillo: se encuentran en paradero desconocido y pesa sobre ellos una orden de busca y captura . El Ministerio Público pedía para estas dos personas penas que sumarían siete años y medio de prisión para cada uno, por considerar estos hechos consecutivos de trata de personas. Además, solicitan el alejamiento de las víctimas durante siete años y una compensación económica de 3000 euros . Pero el juicio tendrá que esperar.

Los hechos transcurrieron entre febrero de 2014 y mayo 2015 . Los acusados, de acuerdo con el escrito de la Fiscalía, les pagaban un billete de autobús a Galicia a otras personas de origen rumano, pero nada más lejos de la realidad. Una vez llegaban a su destino, no les estaba esperando la vida que ellos ansiaban, con la ilusión de empezar a trabajar , tal y como los acusados les habían prometido. Las víctimas estaban obligados a ejercer la mendicidad en diversos municipios - Noia (La Coruña), Lalín, Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) e incluso fuera de España, en Braga (Portugal) -. Sin embargo, su principal lugar de actuación era Santiago de Compostela.

Las amenazas, supuestamente, y tal y como recoge el escrito de la Fiscalía, habrían sido de todo tipo: « les iban a matar arrodillados », advirtiéndoles además que tenían pendientes «cosas más gordas con la justicia», según recoge Efe. Tampoco habrían visto las víctimas ni un solo euro del que habrían recaudado: vivían «hacinados» en una vivienda de la ciudad santiaguesa. Los propios acusados eran los encargados de trasladar a los supuestos mendigos al lugar donde debían ejercer dicha actividad.

Un hombre de la región rumana de Sibiu llegó a Galicia pensando que trabajaría como jornalero en la recogida de cítricos. Cuando llegó, sin embargo, habría sido obligado a «mendigar de rodillas, llegando incluso a ser amenazado y golpeado», asegura el escrito de la Fiscalía. Tuvo suerte y logró escaparse, pero no fue suficiente: un conocido de los ahora acusados le reconoció y le aseguró que, de no volver al piso, con los demás, « le darían una paliza ».

Por otro lado, otra víctima habría llegado a la Comunidad pensando que conseguiría un empleo en el sector de la limpieza pero, según recoge el fiscal, uno de los acusados «con ánimo claramente intimidatorio , que, si no conseguía dinero, le llevarían a un monte y le dejarían allí para que se lo comiesen las fieras». También habría sido sometido a diversas vejaciones, llegando incluso a ser desvestido por los acusados para comprobar que no se quedaban con el dinero.