Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Cuestión de incompetencia

Lara Méndez ya ha demostrado en cinco meses que le viene muy grande ser alcaldesa de Lugo

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El Principio de Peter se fundamenta en la idea de que todos tendemos a ascender hasta nuestro nivel de máxima incompetencia. La política gallega nos brinda excelentes casos prácticos que confirman la teoría, como el de Lara Méndez, que en cinco meses ya ha demostrado que le viene muy grande ser alcaldesa de Lugo.

Está, en parte, pagando el pecado original de su llegada al poder. Ningún lucense votó al PSOE para que ella fuese la regidora, pero, entusiasta, tomó el bastón cuando su partido traicionó a Orozco. Quizás no le explicaron que su principal cometido iba ser actuar de artificiero, tratando de desactivar las bombas de relojería que había dejado el viejo profesor en los cajones de la casa consistorial, como el informe que revela que en 2014 se pagaron con reparos del interventor facturas por valor de 10 millones de euros a empresas que prestan servicios al Ayuntamiento sin tener contrato en vigor.

Ella no puede echarle la culpa al antecesor como recomiendan los manuales de ciencia política. Una herencia envenenada que es aún más difícil de gestionar cuando pretendes gobernar con ocho concejales en una corporación de 25 teniendo graves problemas de sintonía con los grupos que te auparon al poder.

Con todo, el problema esencial es que Méndez y su equipo no tienen ni la más remota idea de qué hacer con nada. Un día se levantan anunciando la privatización del ciclo del agua y a las pocas horas dicen que se les ha malinterpretado, pero eluden explicar cómo gestionar el déficit acumulado en un servicio cuyas infraestructuras principales pilota una empresa que agotó hace años su contrato. O el sainete de la ORA. La regidora maniobra para sacar una nueva adjudicación para cobrar por aparcar en cada vez más zonas del casco urbano mientras trata a la vez de liderar las protestas sociales contra el parking de pago en el hospital. Está claro que la coherencia no es una de sus virtudes.

En cinco meses ya han dimitido tres de los ocho concejales socialistas electos en mayo. Es un gobierno noqueado. No hay semana que no se meta en un nuevo charco. Cada vez que intenta tapar un agujero genera tres más. La alcaldesa y su equipo llegan tarde a todo. Han llegado a su nivel de máxima incompetencia.

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