Jonathan junto a uno de los pasos en los que carga
Jonathan junto a uno de los pasos en los que carga - MIGUEL MUÑIZ
Semana Santa

Un ciego bajo el paso

Jonathan sufre ceguera total y desde hace un lustro carga varios pasos de la Cofradía de la Vera Cruz de Santiago. Más allá de la fe, aprecia la integración

Santiago Actualizado: Guardar
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Para Jonathan la Semana Santa es más una cuestión de integración que de fe. Hace un lustro llamó a las puertas de la Cofradía de la Vera Cruz de Santiago. «Hola, soy ciego y quiero cargar», recuerda que se presentó. Dicho y hecho. Desde entonces, ha portado varios pasos de esta hermandad franciscana que desfila tres días durante la Semana Santa. Su ceguera total fruto de un cáncer de retina con dos años no ha supuesto un obstáculo.

«Empecé para saber qué se sentía al ir en un paso. Me parecía un trabajo grupal espectacular. Algo tiene la Semana Santa que me enganchó», relata en los estudios de radio de la facultad de Periodismo, donde colabora en su último curso de carrera.

Este año un contratiempo le impide echar el hombro al banzo. Hace dos semanas jubiló a Zoida. Suri, su nuevo perro guía, está en el «momento crítico de adaptación». «No la puedo dejar en casa cuatro o cinco horas y tampoco llevarla en el paso», explica. Así que esta vez se conforma con colaborar en la grabación de varias procesiones compostelanas «para darlas a conocer, que están algo abandonadas».

Por sus hombros han pasado las imágenes de las vírgenes que desfilan el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección (el único día que sale con el rostro descubierto) y el Cristo Cautivo del Martes Santo. «Todo han sido facilidades —agradece este joven que también practica hípica en la categoría de doma clásica adaptada—. Me siento muy arropado en la cofradía y con el grupo de portadores».

«Me siento uno más»

Por altura, siempre ocupa el segundo puesto del varal derecho. De los desfiles, se queda con los sonidos, en especial «escuchar las frases de los niños». También con la sensación al regresar a la iglesia al terminar.

No se considera «especialmente religioso», pero aprecia otro valor dentro de la hermandad: «Los ciegos buscamos sentirnos integrados en la sociedad. En el paso eres uno más y no importa que veas o que no. No hay discapacidades. Eso es lo que destaco. Me gusta hacer actividades donde soy uno más y donde ser ciego ni me favorece ni me perjudica. Solo te tienes que dejar guiar y confiar en la gente que va a tu alrededor». «No me van a dejar que choque con una columna... O eso espero», bromea.

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