Imagen de archivo de una representación de Aida
Imagen de archivo de una representación de Aida - ABC
CULTURA

Les Arts repone la ópera «Aida» en su versión más sangrienta

Cuando la producción se estrenó en 2010 se eludieron las escenas más explícitas de la puesta en escena de David McVicar

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Cuando el director de escena escocés David McVicar se planteó el reto de ofrecer una versión de “Aida” fiel a su mensaje original, pero renovada en su planteamiento estético, lo primero que hizo fue deshacerse de las palmeras, los camellos y los elefantes. Existía el riesgo cierto de que los clichés del Antiguo Egipto –país en el que transcurre el libreto escrito en el siglo XIX por Antonio Ghislanzoni- desviaran a la audiencia del siglo XXI del verdadero mensaje de este drama en cuatro actos. Más allá del triángulo amoroso que relata la ópera, Verdi, como “confeso demócrata”, quería denunciar la opresión de los pueblos por parte de las grandes naciones, así como la brutalidad del imperio a la hora de destruir la individualidad de sus súbditos y el abrumador poder de la Iglesia sobre todos los estamentos.

Es por esto que McVicar ideó una puesta en escena violenta, no exenta de sangre y semidesnudos.

Estrenada en 1871 en El Cairo, esta ópera narra la historia de amor entre Aida, una princesa etíope, pero esclava en tierra de faraones, y Radamès, militar egipcio y capitán de las fuerzas que ocuparon la tierra de la protagonista. A este amor se oponen Amonasro, padre de la princesa etíope, que exige venganza, y Amneris, hija del rey, que desea para sí misma a Radamès.

La propuesta del escocés llegó a manos de los tres teatros responsables de la coproducción –el Covent Garden, la Ópera de Oslo y el Palau de les Arts-, pero en Valencia se decidió eludir las escenas más explícitas por “razones artísticas” (es decir, por decoro). No fue así en Londres, donde esta producción, a pesar de la magnífica actuación de Roberto Alagna y la soprano ucraniana Liudmyla Monastyrska, fue objeto de cierta controversia. Así se puede comprobar en las crónicas publicadas en marzo de 2011 por medios como el Telegraph. No sabemos si los abonados del Convent Garden exageraron su reacción ante lo que no deja de ser pura ficción, pero en todo caso podremos comprobarlo el 25 de febrero, cuando Les Arts reponga esta producción de “Aida” en su versión íntegra. “Esta propuesta es heredera de la verdadera provocación que Verdi buscaba”, defendió ayer Davide Livermore, actual intendente del teatro valenciano.

La obra maestra del compositor italiano supone además el debut oficial de Ramón Tébar como director invitado en Les Arts (Maazel y Wellber llevaron la batuta en las representaciones de “Aida” en noviembre de 2010). El músico valenciano, cuya carrera se desarrolla principalmente en Estados Unidos, actuará para un patio de butacas pletórico, puesto que todas las entradas para este espectáculo están vendidas a dos semanas de su estreno. Todas salvo el 5% del aforo de la sala que la ley autonómica reserva para su venta en taquilla el día de cada representación.

Un reparto muy verdiano

El reparto vocal está encabezado por las sopranos María José Siri y Lucrecia García, que se repartirán el rol de Aida en las cinco funciones programadas. García, que debutó en Les Arts en 2011 con “Mefistofele”, de Arrigo Boito, se ha revelado en los últimos años como una de las grandes estrellas del repertorio verdiano.

El puertorriqueño Rafael Dávila interpreta a Radamès, capitán de la guardia egipcia. El tenor, que cantó por primera vez en Valencia junto a María José Siri en “Manon Lescaut”, desarrolla una intensa carrera en Estados Unidos donde, entre otros, ha trabajado con el propio Ramón Tebar.

Cierra el triángulo amoroso Marina Prudenskaya como Amneris, la hija del rey de Egipto. La mezzosoprano rusa, conocida por su destreza en el repertorio wagneriano, formó parte del reparto que en 2009 interpretó por primera vez en España dos ciclos completos de “El anillo del Nibelungo” en Les Arts.

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