José María Cano y Martí Pachamé - Tribuna abierta

El coronavirus no entiende de fronteras administrativas

«Ahora, más que nunca, es necesario desterrar las disputas territoriales y la calculadora electoral»

Han transcurrido casi 6 meses desde el inicio oficial de la pandemia del COVID-19 en España y nos encontramos ante una situación sanitaria y económica que dista mucho de poderse considerar mínimamente esperanzadora. Desde el punto de vista económico, basta con repasar los últimos datos para darnos cuenta de la grave realidad que vivimos. La caída interanual del PIB fue del 22,1% en el segundo trimestre del 2020, la tasa de paro se situó en el 15,33%, y un informe del Banco de España afirma que una cuarta parte de las empresas están en quiebra técnica a resultas de la pandemia, siendo los sectores más afectados el turismo, la hostelería, el comercio y el ocio. Es evidente que están seriamente en peligro los puestos de trabajo y las rentas de las familias.

Una situación, sin duda, provocada por seis meses en los que hemos sufrido las pautas del confinamiento, a las que se unen las fuertes restricciones de movilidad a nivel mundial, marcando de forma indeleble la evolución económica de nuestro país.

La gran pregunta que nos hacemos es cuáles han sido los motivos para ser tan diferentes del resto de Europa. Como dato decir que el descenso del PIB español supera al del resto de países de la Unión Europea, siendo casi tres puntos superior al del segundo país europeo con mayor afectación, Francia.

Se apuntan diversos motivos, como el estilo de vida mediterráneo con una importante vida social, aunque también hemos visto playas abarrotadas en otras latitudes y no parece que este sea un factor decisivo. También se constata una menor proporción de “rastreadores” que detecten a la mayor brevedad posible los posibles contagios y actuar de forma preventiva con confinamientos selectivos.

Pero, sin duda, tenemos que apuntar otro motivo adicional: la descoordinación entre el Gobierno y las comunidades autónomas. Hecho que se agrava cuando nos encontramos ante dirigentes totalmente desleales como es el caso de Cataluña. Políticos que anteponen sus obsesiones identitarias al bienestar de la ciudadanía, lo que se traduce en una falta absoluta de colaboración, cooperación y coordinación. Son políticos preocupados por intentar demostrar, sin éxito por supuesto, que ellos solos lo harían mejor, culpabilizando a terceros de su nefasta gestión. Ese tipo de política lleva al fracaso más absoluto, porque el virus no entiende de fronteras administrativas.

En ese escenario, el Sr. Sánchez, un presidente que se mostró más preocupado por dónde pasar sus vacaciones que por liderar una estrategia nacional contra el coronavirus y que intenta evitar a toda costa el desgaste político que supone gestionar una pandemia, entregó el timón de la situación sanitaria a esa compleja superestructura que son las 17 comunidades autónomas, pero sin tener en cuenta que todos los sistemas federales o cuasifederales tienen organismos suprarregionales que coordinan y unifican los esfuerzos para conseguir actuar con eficiencia, eficacia y profesionalidad. Cosa que en nuestro país es evidente que, o no existen, o han fallado estrepitosamente, por lo que deben ser objeto de estudio, análisis y reforma.

Pongamos un ejemplo; si por una dejación de funciones, las centrales de compras no funcionaron adecuadamente, la solución no es ceder de nuevo la iniciativa a las comunidades autónomas, sino reparar la falta de competencia en esa materia, porque si de alguna cosa podemos estar orgullosos los españoles es de nuestra experiencia en temas logísticos.

El resultado es que algunos nos quieren hacer volver a una especie de administración feudal que solo comparte algunos servicios, donde se prioricen los privilegios y las prebendas y que esté en manos, muchas veces, de una suerte de reinos de taifas que compiten entre sí, sin coordinación ni lealtad, en una absurda y peligrosa carrera por el individualismo, sin que nadie se ocupe de pensar y defender el bienestar del conjunto de los españoles. Más aún teniendo en cuenta que una pandemia como la que estamos sufriendo nunca puede ser abordada con éxito sin lealtad entre instituciones, sin los imprescindibles mecanismos de coordinación entre niveles administrativos y sin el liderazgo de un gobierno en cuestiones de salud y la defensa de los derechos y las libertades de todos los españoles. Ahora, más que nunca, es necesario desterrar las disputas territoriales y la calculadora electoral y actuar con responsabilidad.

En estos momentos nos enfrentamos a un repunte del número de contagios y en peor peores condiciones que las que teníamos en marzo. En ese momento se decretó el estado de alarma, confinando a la población en sus casas, paralizando la economía, con el objetivo de reducir las elevadas tasas de propagación de la enfermedad, pero todo ese esfuerzo colectivo lo han dilapidado entre unos y otros y ahora estamos a las puertas de una profunda recesión que nos devolvería al siglo XIX.

Desde Cs vamos a seguir actuando con sentido de Estado, pidiendo unir esfuerzos y trabajar todos a una para salir de esta situación y reconocer que la salida a la crisis es incompatible con los discursos nacionalistas y populistas, los reinos de taifas y con un Gobierno incapaz de liderar y coordinar la salida de esta crisis.

José María Cano y Martí Pachamé, diputados de Ciudadanos

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