Todo irá bien

No me gusta pedir permiso

Hay dos tipos de personas interesantes y valiosas: las que tienen un talento o habilidad concreto y las que saben concretar un talento o una habilidad en un negocio, en una empresa

Alicia Piguillem
Salvador Sostres

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Mi hija me llamó la atención sobre unos pasteles que vio en mi Instagram, que me había dejado abierto. Eran fotos de unos pasteles que correspondían a una pastelera llamada Alicia Piguillem. No me interesan los pasteles, ni los postres. Algunos me gustan e incluso me gustan mucho, como la crema, pero no me interesan. Nunca me ha parecido masculino comer postres ni que los postres me explicaran nada. Pero atiendo siempre a mi hija cuando quiere mostrarme algo, porque tiene buen gusto y un sentido de las cosas muy parecido al mío.

De modo que me puse a mirar las fotos de estos pasteles, que es verdad que parecían buenos y estaban bien presentados: pero no fue eso lo que realmente captó mi atención. No eran los pasteles de una aficionada, ni de una pastelería convencional de la calle Mallorca, ni de la jefa de pastelería de un restaurante con ínfulas. Allí había algo más, aunque al principio no sabía qué era y me puse a indagar. Alicia no es en realidad una pastelera de vocación, hija y nieta de pasteleros, que de niña soñara en torteles y que por fin ha podido realizar su mejor ensoñación.

Alicia es una empresaria y desde pequeña lo ha sido, cuando se dio cuenta de que no le gustaba pedir permiso para hacer lo que quería y que el mejor modo de conseguirlo era resolviendo sus problemas y decidiendo ella qué es lo que va a suceder. Tras varias aventuras y vicisitudes, no necesariamente ligadas ni siquiera relacionadas con la pastelería, se dio cuenta de que muchos restaurantes de Barcelona, pequeños, sin demasiada infraestructura, con pocos recursos económicos y fundados casi exclusivamente alrededor del talento de sus jóvenes cocineros, no disponían del espacio para crear una pastelería en condiciones ni siquiera para pagar el sueldo de un gran pastelero que estuviera al nivel de la parte salada. Sin llegar a casos tan severos, igualmente Alicia detectó que muchos restaurantes más asentados, con más recursos y espacio, agradecerían poder subcontratar su parte dulce, primero porque no podemos hacerlo todo, segundo porque los costes se reducen sobremanera, y tercero porque cada cual tiene que concentrarse en lo que es nuclear en su oferta, y procurar que lo demás mantenga el mejor nivel pero al mínimo precio.

En torno a todas estas reflexiones fundó Sheikme, para de un lado abastecer a restaurantes, tiendas gastronómicas y toda clase de eventos (cocktails, comuniones, bodas, bautizos, etcétera) y del otro dar respuesta también a encargos privados, una línea que está en los últimos meses perfeccionando tratando de idear el packaging perfecto para que hasta el más delicado tortel llegue en condiciones transportado desde su obrador hasta el domicilio donde haya sido encargado.

Hay dos tipos de personas interesantes y valiosas: las que tienen un talento o habilidad concreto y las que saben concretar un talento o una habilidad en un negocio, en una empresa. El talento no se elige: ni uno puede decidir tener talento, ni cuál, aunque luego tenga que esforzarse mucho para desarrollarlo. Ser empresario tampoco es realmente una elección y se nota cuando lo llevas dentro, y sobre todo cuando no lo llevas, por la hondura de la bancarrota.

Alicia es empresaria y el éxito de su negocio se basa en que su idea es buena, de un lado, y yo me atrevería a decir que de un lado muy importante; y del otro se explica por su capacidad de trabajo y de aprendizaje, que la han convertido en una pastelera notable: sin querer revolucionar la pastelería y sin creerse que es Albert Adrià, ha sabido definir un estilo atractivo, poco azucarado, original porque no siempre es lo mismo de lo mismo, y dentro de lo que es comer pasteles, que yo nunca he escuchado a ningún médico que lo recomiende, pues hay que decir que los de Sheikme son lo más saludables que se puede.

Las fotos que Alicia tiene en Instagram están bien hechas y los pasteles son físicamente bonitos, pero lo que le llamó la atención a mi hija, ese algo de más que les vio y que como aún es pequeña no supo explicarme, fue la inteligencia, el nervio que hace que la Humanidad prospere y la vida merezca la pena. Don’t get me wrong: los pasteles y los postres de Alicia son estupendos, pero ningún sabor físico, por puro que sea, puede ser más sugerente e intenso que el gusto del poder, del vigor y de la libertad.

Sheikme

Sheikme.com

Encargos: pedidos@ sheikme.com

601 721 135

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