Yoncheva debuta en el Liceo sin deslumbrar

La soprano posee una bella voz, y puede llegar a tener potencia en el registro agudo. Pero con eso no basta, máxime cuando el repertorio que escogió fue una constante exploración del registro grave y los colores oscuros

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Sonia Yoncheva, en una imagen de archivo ABC

Pep Gorgori

De una soprano que debuta en el Liceo con un recital que en la web del teatro se anuncia con la frase «La aclamada soprano Sonia Yoncheva regala una noche inolvidable» se espera mucho. El listón de la sala que vio nacer a Victoria de los Ángeles y Montserrat Caballé, y por donde han desfilado todas las grandes voces de los siglos XIX, XX y XXI está muy alto. Una aclamada soprano que debuta y promete una noche inolvidable tiene que echar toda la carne en el asador y buscar una conexión con el público equiparable a la que en los últimos años han tenido un Camarena, una Radvanovsky o una Theorin. En definitiva: hay que ser prudentes a la hora de pensar eslóganes.

Yoncheva posee una bella voz, y puede llegar a tener potencia en el registro agudo. Pero con eso no basta, máxime cuando el repertorio que escogió para presentarse ante su nuevo público fue una constante exploración del registro grave y los colores oscuros. De un concierto de debut se espera también que se dé cuenta de cuáles son las cualidades de su voz y del repertorio que domina (no hubo ni rastro, por ejemplo, de la preciosa Poppea que grabó con Christie). La selección de seis arias que propuso no dejaban claro si sus pasos se encaminan más hacia lo lírico o lo dramático: un 'Vissi d'arte' por aquí, una Butterfly por allá, un 'Toi qui sus le néant des grandeurs de ce monde' para abrir el concierto -extraña elección-.

Fue una sensación agridulce : como si intentara ocupar un espacio en que su bonita voz no acaba de encajar. La orquesta la superaba más cuanto más grave era su línea de canto, pese a los esfuerzos de Nayden Todorov, que se empleó a fondo -sin mucho éxito- para no taparla. Cuando iba hacia el agudo, la proyección era mucho más clara, si bien la afinación se resintió en algunas ocasiones, y en ningún caso llegó a brillar del todo.

En el apartado de propinas, nueva excursión hacia el registro grave, con la 'Habanera' de Carmen, de Bizet, seguida por el más que trillado 'O mio babbino caro'. Una manera tan fácil como -admitámoslo- efectiva de ganarse al público, aunque sea en los penaltis. En resumen, un recital que quedó muy lejos de lo esperado. No sabremos nunca si su programación atendió a presiones de sus managers como previa a la 'Norma' que protagonizará en julio el mismo Liceo; si el patrocinio de Rolex hizo especialmente asequible la velada para las arcas del teatro; o si alguien pensó realmente que era una buena idea presentarla con este repertorio, pero si una cosa está clara es que la «noche inolvidable» prometida se quedó en una velada agradable, sin mucho más.

Música: Verdi, Puccini. Intérpretes: S. Yoncheva, soprano. Orq. del Liceo. N. Todorov, director. Fecha: 30 de abril. Lugar: Gran Teatro del Liceo, Barcelona.

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