Narbonne, un soplo de vida en el sur de Francia

Las comunicaciones ferroviarias desde nuestro país hacia el norte de Europa han mejorado mucho en los últimos años. Para muestra un botón: desde Barcelona, un cómodo y rápido trayecto de menos de dos horas en tren de alta velocidad con el servicio hispanofrancés Renfe-SNCF nos lleva a Narbonne en el sur de Francia. Ciudad mediterránea con 2.500 años de historia está situada en la región de Languedoc-Rousillon. Fue la primera fundación del Imperio Romano en Francia y en la actualidad sigue conservando los vestigios de esta cultura.

Cruce de civilizaciones, ha sabido preservar con el transcurso del tiempo, el patrimonio, la cultura y la historia de esa época. Empezamos la visita recorriendo su calle Mayor, la Rue Droite que es parte de un antiguo tramo de la Vía Augusta, por el camino se puede visitar su catedral de estilo gótico, pasear por el Canal de la Robinne y conocer su excelente mercado, un gran escaparate de los productos de proximidad de la región.

A continuación es obligado un alto en el camino para reponer fuerzas y degustar su gastronomía en otro punto emblemático de la ciudad: El restaurante Les Grands Buffets. Etimológicamente la palabra buffet remite a la voz francesa que originalmente designaba a un aparador, que es un mueble para guardar la vajilla. Un conjunto de platos, calientes o fríos, que se disponen en una mesa para que cada quien se sirva a su gusto.

Un concepto reinterpretado desde hace 27 años por Louis Privat, su propietario, que es un enamorado de la cocina tradicional francesa y que ha recuperado las recetas tradicionales de la alta burguesía de los siglos XVI, XVI y XVII con un servicio a nivel de sus famosos banquetes. Lejos del concepto moderno de buffet donde la abundancia va en detrimento de la calidad Les Grands Buffets trabaja con un producto de proximidad y de calidad que se puede cocinar al momento. Unas cocinas tan limpias y cuidadas que se podría perfectamente comer en ellas y equipadas con las más modernas tecnologías para la preparación y conservación de los alimentos. El restaurante tiene un entorno cuidado hasta el último detalle de estilo barroco con verdaderas obras de arte presidiendo los salones, una exquisita preparación de las mesas y un servicio donde los camareros no solo atienden sino que informan y aconsejan a los comensales.

Una ayuda inestimable porque disponen de una extensa carta de vinos de hasta 70 referencias de la región a precio de cava, una selección de quesos considerada una de los más grandes de Europa, los postres caseros, carnes, ostras, foie gras… calidad y abundancia a un precio asequible, alrededor de los 35 euros por persona.

Una experiencia gastronómica de gran nivel que nos invita a continuar paseando un rato por la bonita ciudad de Narbonne para ayudar a la digestión de tantos platos deliciosos y así regresar cómodamente a casa en tren de alta velocidad.