Camarena y Dudamel llevan al Liceo un Mozart con «sabor, sabor»

El teatro barcelonés estrena el próximo lunes 'La flauta mágica'

A menos de una semana del estreno, aún quedan localidades por vender para uno de los grandes títulos del repertorio

La puesta en escena de David McVicar para la Royal Opera House se ha convertido en un montaje icónico BIll Cooper

Pep Gorgori

Es uno de los platos fuertes de la temporada del Gran Teatro del Liceo. 'La flauta mágica' de Mozart, que podrá verse en el teatro barcelonés a partir del próximo lunes día 20, tiene todos los ingredientes para encandilar al público. Para empezar, la excepcional música que el genio de Salzburgo compuso en 1791, año de su defunción, con un libreto que es una joya: una historia donde se combina el amor, la acción e incluso el terror con los cuentos de hadas y, al mismo tiempo, con una reflexión filosófica y teológica que retrata su época, la Ilustración, como ninguna otra obra.

Al lado de los aspectos puramente musicales, hay varios atractivos que se añaden a la maestría mozartiana. A saber, la puesta en escena de David McVicar para la Royal Opera House, que se ha convertido en un montaje icónico de esta ópera, y un reparto en el que destacan dos de los rostros más mediáticos de la música clásica. A la dirección, el maestro venezolano Gustavo Dudamel. En el papel de Tamino, el tenor mexicano Javier Camarena, que debuta en este rol aparentemente alejado de su repertorio belcantista habitual. Y aún así, cosas de la postpandemia, o quizás de los precios del Liceo, aún quedan bastantes localidades por vender.

Del reparto, destaca la presencia de músicos españoles y latinoamericanos. Con Dudamel se alternará en la dirección el chileno Paolo Bortolameolli, el coro del Liceo está preparado por el argentino Pablo Assante, y entre las voces protagonistas encontramos a Sara Blanch como Reina de la Noche, a Serena Sáenz como Pamina y Joan Martín-Royo como Papageno.

Los directores Paolo Bortolameolli y Gustavo Dudamel, durante la presentación de la ópera «La flauta mágica» Efe

La propuesta del Liceo, por tanto, pone en valor al mismo tiempo la actual cantera de músicos y nombres ya consolidados procedentes de países de habla hispana, al servicio de la música de un compositor germánico de pura cepa. ¿Qué aportan todos ellos a la extensa tradición interpretativa de este título? Camarena no puede evitar bromear -¿o va en serio?- y responde de inmediato: «¡Sabor, sabor!».

Desarrollando más la cuestión, añade: «Siempre se mira al repertorio alemán con cierto respeto», pero «la música es un lenguaje universal» que «te permite, si estás comprometido con ella, aportar todo lo que se pueda en términos de interpretación, y siempre resultan propuestas muy interesantes y dinámicas». Bortolameolli, por su parte, añade: «Todos somos un instrumento musical, podemos por ejemplo cantar, y por eso nos podemos vincular a la música de todas las culturas. Conectamos con su mensaje con independencia de nuestro origen geográfico». «Imposible decirlo mejor», asiente Dudamel.

Personajes femeninos

La historia de la Reina de la Noche, que pide a Tamino que rescate a su hija Pamina de las manos del malvado Sarastro, se ve en esta producción como un punto de inflexión en lo que al tratamiento de los personajes femeninos respecta, según el repositor Angelo Smimmo. Al final, se descubre que Sarastro, identificado con los avances de la Ilustración, no es un malvado, sino que intenta rescatar a la joven princesa de la oscuridad que representan la religión, las supersticiones y la ignorancia acientífica.

En este sentido, Pamina se presenta como la verdadera catalizadora de la acción. Es ella quien decide huir de la Reina, quien desobedece sus órdenes, quien ayuda a Pamino a encontrar el Templo de la Sabiduría -lo masónico también está muy presente en la obra maestra mozartiana. «Pamina lo es todo. Sin ella, Tamino no sería capaz de superar las pruebas», asegura Smimmo.

La soprano Lucy Crowe, que encarna a la joven en la producción, asegura sentirse «ofendida» si alguien se refiere a su personaje como a una princesa pasiva que espera que la rescaten: «Es muy potente y poderosa, nada pasiva. En vez de sentirse simplemente herida, está ahí dispuesta a ayudar», exclama.

El montaje supone el debut de Javier Camarena como Tamino. El cantante asegura que hoy su voz «está justo donde había soñado cuando pensaba que algún día quizás abordase este papel», y que, en cualquier caso, «cuando nos encasillamos en un repertorio, dejamos de crecer, y esta es una oportunidad de seguir creciendo».

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