Barcelona prepara sus museos para un verano sin turismo

Colau anima a los barceloneses a redescubrir espacios culturales de la ciudad

Ada Colau y Joan Subirats visitan una de las salas del museo Frederic Marès Inés Baucells

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«Parecemos turistas», suelta de pronto una niña mientras posa sonriente junto a su padre ante el acceso al Park Güell que se abre a pocos pasos de la la carretera del Carmel. «Es que lo somos», replica la madre desde detrás de un teléfono tamaño tableta extragrande mientras maniobra para inmortalizar la escena. «No, yo soy de aquí. Soy de Barcelona», concluye la hija antes de esfumarse rumbo a la zona patrimonial y sumarse a la discreta aunque incesante riada de visitantes que ha aprovechado la Segunda Pascua, festivo en al ciudad, para redescubrir una de las atracciones turísticas más cotizadas de la ciudad.

Y es que, sin turistas a la vista, los barceloneses se han echado al monte para disfrutar el monumental proyecto de Gaudí, kilómetro cero del turismo recreativo de la ciudad, en un ejemplo perfecto de lo que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, espera que ocurra este verano con los museos de la ciudad. «Por la excepcionalidad que vivimos, este verano no tendremos el nivel de visitantes que otros años, y eso también es una oportunidad para reencontrar espacios públicos y culturales de una manera única y especial», constató ayer Colau a los pies de la escalinata del Palau Reial, una de las sedes del Museo de Historia de Barcelona (MUHBA). Minutos antes, el Saló del Tinell arrojaba el mejor mensaje subliminal de la jornada: mientras Colau y el teniente de alcalde Joan Subirats atendían a las explicaciones de Joan Roca, director del MUHBA, uno de los plafones fijos de la histórica estancia enmarcaba la escena bajo el apropiadísimo título de «Un nuevo mundo, otros tiempos».

Del Macba al MNAC

Un mundo de geles desinfectantes y mascarillas a juego con casi todo que recibió ayer con el codo en alto y certificados de desinfección diaria la reapertura de la mayoría de museos municipales. Así, el Born Centro de Cultura y Memoria, el Museo del Diseño, el Museo Etnológico y de Culturas del Mundo, el Real Monasterio de Pedralbes, el Castillo de Montjuïc, el Museo Frederic Marés y el MUHBA, cerrados a cal y canto desde el 13 de marzo, empezaron a desperezarse con nuevos horarios (de 15 a 21 horas entre semana y de 10 horas a 20 horas el fin de semana) y aforos reducidos.

Acceso al museo Frederic Marès de Barcelona Inés Baucells

Este miércoles reabrirá el Macba y la semana que viene lo harán el CCCB y el MNAC, con lo que, a la espera de que el Museo Picasso y la Fundació Miró muevan ficha y tras la apertura el lunes de Caixaforum, el mapa museístico barcelonés empieza a recuperar cierta normalidad. Aún faltan, claro, los visitantes, codiciado objeto de deseo que, con el turismo exterior en vilo, habrá que pescar en el producto interior y el área metropolitana.

«Barcelona es un tesoro cultural con equipamientos de primer nivel pero con una anomalía, que es que el de este año será un verano diferente en el que no habrá tantos visitantes», destacó una vez más Colau antes de invitar a los ciudadanos a reencontrarse con sus museos. «Evidentemente trabajamos para recuperar toda la actividad, para volver a tener visitantes, pero mientras eso no se produzca es una oportunidad para que los ciudadanos redescubran los espacios culturales de la ciudad», subrayó.

«Es el inicio de una recuperación a la que nunca hemos querido renunciar», añadió Joan Subirats tras recorrer el Museo Frederic Marés y trazar las líneas maestras de unas visitas para las que se recomienda reservar con antelación y en las que cristos crucificados y vírgenes góticas comparten espacio con eslóganes como «sólo una persona sentada», «no permanezca más tiempo del necesario en la sala», «visita de sentido único» o «mantenga la distancia de seguridad», mantras de la nueva normalidad que, como las tablillas góticas, también serán historia algún día.

El inconveniente de este desconfinamiento parcial es que no todas las salas podrán visitarse mientras se mantengan las restricciones, lo que, por ejemplo, se traduce en que las esculturas del subterráneo del museo Frederic Marés, accesibles únicamente a través de una escalera que no permite mantener la distancia de seguridad, seguirán enclaustradas una cuantas semanas más.

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