Barcelona: un último pleno de sonrisas y lágrimas

Ediles históricos que no seguirán, como Xavier Trias o Alberto Fernández, se despiden del Ayuntamiento

Trias, Mejías y Fernández, tras el pleno de la lágrima en Barcelona MARTA DIAS

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Tradición cada cuatro años, el mandato en Barcelona se cierra con el conocido como «pleno de la lágrima», una sesión sin contenido ejecutivo y cargado de emoción en el que las discrepancias, y las negociaciones para la investidura, quedan aparcadas por unas horas para dejar paso a despedidas y recuerdos. Y el de este miércoles fue especialmente sentido por la cantidad de concejales que entraron por última vez al salón Pi i Sunyer –30 de los 41 no repetirán en la alcaldía–, entre ellos figuras históricas como Xavier Trias, Alberto Fernández o Carina Mejías.

Fernández, en grupo municipal ininterrumpidamente desde 2003, reivindicó que, como el dicho dice, «la casa es gran y en esta casa gran cabemos todos». «Debemos ser capaces de unir lo que hoy la independencia separa y dejar la vieja y la nueva política para poner acento en la buena política», insistió el concejal, que recordó a Quim Forn, a quien conoció «enganchando carteles» en la universidad. «Todos debemos asumir las consecuencias de nuestros actos, pero tenemos que hacer un esfuerzo para dar por superada esta situación», añadió.

Por parte del PSC, otra histórica como Carmen Andrés –desde 2007 en el consistorio y que salta al Congreso– dijo adiós loando al PSC haber sido su casa y escuela. Desde ERC, hizo lo mismo Trini Capdevila, que pidió «un gobierno fuerte y progresista» . También ella provocó que Ada Colau rompiera a llorar, con discreción, cuando le agradeció que interrumpiera un pleno en marzo de 2018 tras conocerse que Marta Rovira se marchaba al exilio. Fue el momento de la sesión en que la alcaldesa en funcuiones se vio más emocionada.

«Al fin me pierde de vista...»

Carina Mejías fue otra de las concejales que no pudo evitar las lágrimas al recordar sus vivencias políticas. La todavía presidenta municipal de Ciudadanos tuvo palabras concretas para sus compañeros y rivales, incluso para Colau, a quien le lanzó entre risas «que me pierde ya de vista. Mucha suerte en lo personal, y no en lo profesional». «Ha sido un honor servir a Barcelona y lo seguiré haciendo», sentenció.

Por parte del PDECat, intervenciones como las de Raimond Blasi –explicando que estaba a punto de ser padre y no estaba acompañando a su mujer a una revisión– o Jaume Ciurana –incidiendo en que « llegué con 19 años y sin hijos y me marcho con 54 y tres hijos muy grandes» – pusieron en valor la dedicación municipal hecha.

Xavier Trias fue uno de los protagonistas de la jornada, con permiso de Forn, que fue mencionado por casi todos los ediles que hablaron. Recordó que presentarse como candidato le cambió la vida, pidió a las nuevas generaciones que «no crean que soy de la casta y podamos ser amigos» y recitó para despedirse a Miquel Martí i Pol y su «tot està per fer i tot és possible». El exalcalde recibió, por cierto, la vara de honor como exalcalde de manos de Colau.

«Libre como Nino Bravo»

En los comunes también hubo despedidas, pero no las de Gerardo Pisarello ni Jaume Asens, que se ausentaron de la cita. Sí habló Gala Pin, entre otros, que con un tono muy reivindicativo confesó que llegó a la política «por los manteros, las putas, los vecinos que se sienten ninguneados...» y que ahora que sale se siente «libre, como Nino Bravo».

También Colau tomó la palabra, al final del pleno, para agradecer el trabajo hecho por los 41 ediles. «Discrepamos mucho pero amamos la ciudad», les agradeció. Igualmente, la alcaldesa en funciones quiso rememorar el complicado mandato que se acaba, con «cosas tristes» como la situación política catalana. Igualmente, se refirió al atentado terrorista de la Rambla en 2017: «tengo que hacer un agradecimiento personal porque todos estuvistéis aquí, sin matices. Hay que recuperar ese momento de respuesta unida, masiva...», pidió a las formaciones.

La sesión acabó entre risas, con sesiones de fotos que pasarán a la historia para algunas formaciones y abrazos entre los que ya no volverán a tener un lugar privilegiado en el Ayuntamiento. Los ediles que, por contra, seguirán en el consistorio, especialmente de las formaciones que están en discordia para conseguir la alcaldía, se marcharon más rápido. Se notó que todavía quedan reuniones y alguna que otra esperanza por ver quién presidirá el Pi i Sunyer los próximos cuatro años.

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