Joan Corbera - TRIBUNA ABIERTA

Los videojuegos en la Iglesia

Si muchos jóvenes no van a la parroquia, que la Iglesia entre en sus smartphones y tablets

Joan Corbera
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace años asistí a misa en una pequeña iglesia de Tarragona. El capellán, en su homilía, soltó una frase rotunda referida a la conducción: pisar el acelerador por encima de los límites es pecado. Me pareció de una modernidad encomiable. Lo interpreté como la adaptación del Evangelio a los tiempos modernos. Siempre he pensado que la Iglesia tiene entre sus hándicaps la comunicación, en una época en que este factor es determinante.

A veces la comunicación es tan sencilla como que la acústica de una parroquia funcione; la parte logística que tanto cuida un auditorio y un salón de congresos. La comunicación empieza en eso, en una buena acústica. Y reconozco que la arquitectura de algunas iglesias no ayuda a una correcta reverberación.

La iconografía sigue siendo válida para comunicar. Quizá ya no sea tan efectiva como era en su tiempo una pintura del siglo XVII sobre el juicio final, pero siguen teniendo enorme validez los frescos de la Capilla Sixtina y nuevas visiones como las fachadas de la Sagrada Familia en Barcelona.

Después está la pericia comunicativa de cada uno. No se trata de que, como ocurre con algunas raras traducciones de la Biblia, se hable de Alejandro el metalúrgico (Timoteo 4:14) en vez de Alejandro el herrero. No se trata de actualizar artificialmente el lenguaje, pero sí de acercar las cosas a los tiempos modernos: “Pisar el acelerador es pecado”. Hay que adaptar las prédicas a la comprensión de los fieles. Y en eso también los pasos que da la Iglesia son encomiables, como la Universidad Pontificia de la Santa Croce en Roma, que la pasada década apostó por una licenciatura en comunicación.

La comunicación no verbal es también capital y el Papa Francisco es poseedor del don de la gestualidad. Él insiste a menudo en otro aspecto clave: el ejemplo. Predicar con el ejemplo es la mejor comunicación y en eso el Santo Padre ejerce de fragua para la comunidad católica.

La comunicación utiliza hoy nuevos canales. La Iglesia también los tiene. Más allá de una App o un CD para rezar el Rosario con la voz de Juan Pablo II, más allá de que el Papa Francisco tenga 12 millones de seguidores en su Twitter en español (muchos más si sumamos otras lenguas), más allá del uso de las redes sociales por parte de las grandes instituciones católicas con el Vaticano a la cabeza, a pequeña escala hay movimientos que auguran un buen uso de la comunicación. Es el caso de la Universidad de la Mística de Ávila, que este verano ha ofrecido ejercicios espirituales por internet. Otro ejemplo: un profesor de León que imparte religión a través de un videojuego. Por no decir iniciativas de los propios creadores de juegos: los Sim, que permiten que sus personajes recen, y el Guitar Praise, un clon del Guitar Hero con canciones católicas. Los nuevos canales al servicio de la fe. Puede ser la manera de acercar la religión a las nuevas generaciones. Si muchos jóvenes no van a la parroquia, que la Iglesia entre en sus smartphones y tablets.

Ver los comentarios