Unos Juegos envueltos de polémica

Tras diez días de competición, la competición mediterránea termina con poca repercusión y un sinfín de controversia

Un instante de la ceremonia de clausura, anoche en Tarragona EFE

A. CABEZA

«Estos Juegos tienen una importancia que no se le ha dado ». Con estas palabras, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, quiso defender el legado de la competición multideportiva que ayer se terminó en Tarragona con las últimas competiciones y una ceremonia de clausura –en la que se entregó la bandera olímpica a Orán (Argelia), la próxima sede– y que, más allá de lo puramente deportivo, ha dejado un sinfín de polémicas y ha cosechado críticas en diversos ámbitos.

La controversia política ya fue, de hecho, previa por la amenaza de desplante de los miembros de la Generalitat al Rey durante la ceremonia de apertura. Tras días en el aire, el presidente Quim Torra decidió, a última hora, acudir a la cita y fue abucheado. Ya en un primer momento hubo críticas porque el acto inaugural no había tenido referencias ni a la cultura catalana ni a la propia Tarragona .

Después de haber sido abucheado, Torra llegó a decir que el público estaba «sorprendentemente seleccionado», algo que el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, negó. De la jornada inaugural también fueron objeto de críticas las sillas vacías y durante toda la competición, por el mismo motivo, se ha puesto en duda la gestión de las entradas, especialmente después de que algunas entidades e incluso el propio Govern se quejaran de que se las habían denegado. Sea como fuere, durante los primeros días hubo con gradas prácticamente vacías y más adelante se intentó resolver regalando invitaciones a clubes deportivos y «casals» de verano infantiles.

Aunque puntuales, hubo otras polémicas. Como cuando Mireia Belmonte, una de las mejores nadadoras del país y parcicipante en los Juegos, se encargó de colgar medallas a los premiados por la falta de autoridades. O cuando la pareja francesa de bádminton que subió al podio improvisó «La Marsellesa» porque falló el audio y no se escuchaba su himno nacional. Ocuando se tuvo que interrumpir temporalmente la competición de 3x3 de basquet porque se rompió parte de la tarima que aguantaba la pista.

Los Juegos también saltaron a los medios por sucesos paralelos, como el atropello de un menor por parte de un vehículo oficial, cuyo conductor dio positivo por alcohol y estaba fuera de servicio. También hubo sospechas sobre un abuso sexual en Salou por parte de un deportista del evento, aunque la denuncia finalmente se retiró.

«Camino de entendimiento»

«Se han criticado cosas sin objetividad ni conocimiento» , lamentaba en el balance final Blanco. Él mismo defendió que los de Tarragona pasarán a la historia de los Mediterráneos como «los Juegos del respeto» y recordó las dificultades para conseguirlos. «Hemos tenido cuatro presidentes de la Generalitat, tres presidentes de Gobierno, y se ha luchado por tener estos Juegos. No entenderíamos estos Juegos si no pensásemos que el camino ha sido de entendimiento», destacó, recordando también el papel del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos y del Ayuntamiento.

«Hemos tenido complicaciones pero también han sido resueltas», añadió Ballesteros. «No ha ayudado el contexto político que se vive en este momento, pero el trabajo real, la implicación de todas las instituciones, ha sido excelente », reiteró intentando sellar los Juegos con un buen sabor de boca.

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