Ángel González Abad - Los martes, toros

La Monumental, a la espera

Han pasado cinco años desde aquella tarde postrera, seis desde la prohibición del Parlament, pero esto no ha terminado, que hasta el rabo todo es toro

Ángel González Abad
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La plaza Monumental de Barcelona espera para abrir sus puertas de nuevo a los aficionados. En estos cinco años de silencio ha vivido en soledad, con el consuelo de que volverá a acoger el espectáculo para lo que fue creada hace un siglo.

En el largo invierno de cinco años ha tenido que sobrevivir a base de recuerdos. Las tardes de gloria vividas con tanta pasión, el eco de las ovaciones interminables, los miedos que todavía inundan sus paredes, los tendidos vacíos, la puerta de toriles que nadie descerraja, el toro y el torero prohibidos...

Ya no puede pasar más tiempo con esa espera. Una decisión jurídica ha de terminar con la incertidumbre. Los muchos aficionados -muchos, sí- merecen saber el porqué han sido apestados de una Cataluña feliz en base a una decisión política que ahogó el amor y el respeto a una Fiesta heredada de sus mayores.

Estamos ante una nueva Mercè sin toros, es verdad. Cada año en estos días se vuelve a repetir ese sentimiento agridulce de la nostalgia, es inevitable echar la vista atrás y recordar la plaza atestada de público aquel triste domingo de septiembre de hace cinco años, cuando con las primeras luces de la noche tres toreros eran izados en hombros mientras la congoja apretaba el alma de veinte mil personas con la esperanza puesta en que aquello no podía acabar así.

Y han pasado cinco años desde aquella tarde postrera, seis desde la prohibición del Parlament, pero esto no ha terminado, que hasta el rabo todo es toro. La plaza ahí está, y todos pendientes de una sentencia que habrá de fijar de una vez por todas si el Parlament vulneró o no con aquella prohibición los límites de la Constitución que nos ampara a todos. Otra cosa será la reacción de esa Cataluña política presa de un devaneo muchas veces surrealista. Pero eso ya será otra historia.

Mientras tanto, la Monumental, a la espera

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