Moneda de pacto

Decía Jesús Julio Carnero en una entrevista publicada la semana pasada en ABC que las Diputaciones provinciales no son un problema sino una necesidad por la función que realizan para los pueblos más pequeños. No le falta la razón. No termino de entender cómo el PSOE y Ciudadanos han metido en su pacto la desaparición de estas instituciones cuando están en la Constitución y para eliminarlas habría que modificarla y eso no se puede hacer sin el PP, partido que para nada las cuestiona. La propuesta no suma, resta a un acuerdo que era seguro que el PP no respaldaría, pero así mucho menos.

Es posible que que haya provincias en las que el papel de las Diputaciones no esté tan claro, pero en comunidades como la nuestra, donde los pueblos son tan pequeños que apenas pueden afrontar por si mismos nada de nada, estas instituciones se configuran imprescindibles para poder tener la asistencia a la vida municipal y para poder prestar los servicios a los habitantes de los mismos.

Si en Andalucía destacados dirigentes socialistas han hecho defensa del papel de las Diputaciones, cuando allí muchos pueblos por su tamaño son verdaderas ciudades para nosotros, es más que evidente que aquí son instituciones que si desaparecieran se correría el riesgo de llevarse por delante muchos pequeños pueblos.

Nadie duda que hay que reactualizarlas, mejorar su funcionamiento interno, que hay que evitar duplicidades con otras administraciones, que hay que eliminar competencias impropias, pero lo cierto es que si se quieren eliminar habrá que crear nuevas estructuras que asuman sus funciones, con lo que ello significa en todos los aspectos. Si preguntamos en los pueblos veremos la positiva valoración que tienen, siendo preferidas a otros niveles administrativos superiores, por eso es un error utilizarlas como moneda de cambio para acuerdos políticos que además no contribuyen a aclarar.