Historias del Covid (In memoriam)

María Carmen Sanz Martín: una mujer adelantada a su tiempo y siempre entregada a su familia

ABC Castilla y León cede este espacio a sus lectores para que puedan rendir homenaje a los seres queridos que han perdido la vida durante la pandemia

L. GÓMEZ SANZ / D. GÓMEZ SANZ

Nuestra madre nació en Segovia el 11 de mayo del año 1941, siendo la menor y única hija del matrimonio formado por Jesús y Victoria.

Dentro de una familia tradicional fue, a su manera, una mujer adelantada a su tiempo, trabajando fuera del hogar, obteniendo muy joven el permiso de circulación e incluso saliendo al extranjero en los años de la emigración.

En el año 1970 se casó con nuestro padre, Luis Gómez García, entrando a formar parte de una familia que, por entonces, eran los propietarios del conocido mesón-restaurante Venta Magullo, en La Lastrilla.

Del matrimonio nacimos sus dos hijos, Luis y David. También tuvieron que lamentar la muerte de un niño a los pocos días de vida, suceso que, según nos confesó años después, fue uno de los más tristes de su vida.

Creo que el de mis padres fue un matrimonio feliz. Como todos, tuvieron sus alegrías y sinsabores, pero supieron crear un cálido hogar. Mi padre era bueno y tolerante, y mi madre muy inquieta y servicial. Ambos compartían firmes creencias y convicciones religiosas.

Toda su vida mamá fue una mujer entregada a los demás. Como madre se preocupó porque estudiásemos y nos formáramos. No contaba las horas ni los esfuerzos en atender a su familia y a los amigos. Cuidó a nuestros abuelos hasta el final de sus días, siempre estaba dispuesta a ayudar y acompañar. Durante más de treinta años fue catequista en el Colegio Claret, atendía la ornamentación de la iglesia, fue voluntaria en Caritas…

El año del fallecimiento de nuestro padre, 2012, se empezaron a manifestar los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer. El deterioro fue muy acelerado, pero incluso entonces fue paciente y resignada. Uno de los tragos más amargos de nuestra vida fue tener que ingresarla en una residencia de ancianos por no poder atenderla en casa. Allí, durante dos años y medio, hemos podido visitarla a diario. Había perdido la capacidad de expresarse pero, así y todo, nunca emitió un quejido o protesta, antes bien, cuando conseguías que te respondiese era con una sonrisa.

El pasado 12 de abril, Domingo de Resurrección, después de una semana enferma, murió como consecuencia del coronavirus. Como dijo un amigo, Jesucristo no quería resucitar solo, se llevó a su hija Mª Carmen.

Te queremos, recordamos y añoramos, tus hijos.

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