Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS

Siempre hubo clases

«Irene y Pablo se fueron de Vallecas, porque no se puede hacer un millón largo de euros en política y seguirte cruzando con los mismos tipos con los que coincidías cuando llegabas exacto a final de mes»

Guillermo Garabito

Ala izquierda le duele la clase media como un lunes por la mañana. Supongo que porque les recuerda que la vida es complicada y todas esas verdades que rememoran al mirarse a un espejo en el que ya no se reconocen. Por eso la clase media hay que esconderla igual que Dorian Grey guardaba su retrato, porque llegar pelado a final de mes -o siquiera recordarlo- envejece mucho incluso cuando se está unos cuantos tramos ya por encima en la declaración del IRPF. Por eso Irene y Pablo se fueron de Vallecas, porque no se puede hacer un millón largo de euros en política y seguirte cruzando con los mismos tipos con los que coincidías cuando llegabas exacto a final de mes. Y Vallecas lo escondieron bajo llave en el sótano de Galapagar en el que, ahora, entran algunas noches sin hacer ruido cuando les muerde la curiosidad. Y se miran fascinados Irene y Pablo y pienso si llamarán a Ada Colau, que en el desván del Ayuntamiento tiene guardado también el disfraz de abeja hipotecada, cada vez más raído, porque quién quiere acordarse de lo sufrido que es pagar una hipoteca cuando tienes Barcelona entera de aval.

Sólo así entiendo esta obsesión enfermiza que tiene la izquierda con la clase media y nuestros caprichos dominicales, que son el diesel, un vehículo particular -que ya no es un 600, pero para el caso como si lo fuese-, o con que podamos comernos un chuletón de rubia gallega porque sí. La emprenden contra estas cosas porque tienen nostalgia de cuando también les alegraba el domingo a ellos, o lo que era encontrar sitio a la primera al volver de trabajar. Esas pequeñas heroicidades que hoy les caen muy lejos porque cuando Iglesias llega a algún lado se encarga el chófer de aparcar.

A Pedro no le interesa su retrato, lo que le gusta a él son los espejos porque para qué elegir un sólo perfil con el que posar cuando puede mirarse ahora el uno y ahora el otro. Lo que tiene escondido bajo el colchón nuevo de La Moncloa pudriéndose no es un retrato sino es el ‘Peugeot’ aquel con el que convenció a los socialistas después de dimitir. Por eso le ha encargado a la ministra de Industria que acabe con el diesel, porque el olor de las gasolineras le pesa en la conciencia como a Proust le conducía a las magdalenas.

Esconden todo lo que tenga que ver con la clase media, que es el éxito de cualquier democracia moderna, únicamente porque les pesa la conciencia, porque cuando nos miran entienden todos los atropellos que han tenido que cometer para llegar donde han llegado. Por eso esconden la clase media y la sepultan bajo un lenguaje de idiotas en el que hay niños, niñas y niñes, en el que las ciudades resulta ahora que son heteropatriarcales y todas esos cuentos que más que contarnos a nosotros, se los cuentan a ellos mismos porque es la única forma de acallar la conciencia cuando se van a dormir.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación