Desarticulan desde Segovia un grupo criminal con técnicas paramilitares dedicado a la venta de marihuana

La banda usaba «plantaciones de guerrilla» y se escondía cerca para vigilarlas a pesar del frío o del calor

ABC

El operativo ‘Albacos’, coordinado por la Guardia Civil de Segovia, ha desarticulado una organización criminal, que usaba técnicas paramilitares, dedicada al cultivo y venta de marihuana en varias provincias españolas y en otros países como Bélgica y Alemania. Se ha detenido a un total de 33 personas de varias nacionalidades, en su mayoría albaneses. 21 de ellas ya están en prisión.

Las 12 plantaciones se localizaron en lugares de muy difícil acceso, que habían creado espacios talando árboles. La delegada del Gobierno de Castilla y León, Virginia Barcones, ha asegurado en declaraciones a los medios que se dan por desactivado el canal de distribución de la droga hacia Europa, en un actuación que calificó como «brillante».

En total, en el operativo ‘Albacos’, que ha durado un año entero de investigación, se encontraron 12 plantaciones ‘indoor’ y ‘outodoor' situadas en lugares de muy complicado acceso, en las provincias de Segovia; Zaragoza; Jaén; Málaga; Cádiz y Granada.

Además, se realizaron un total de 14 registros en los que s e han intervenido 20.000 plantas de marihuana, 150.000 gramos de cogollos envasados al vacío y listos para su exportación, 7 vehículos, una embarcación con motor fuera borda, un arma corta detonadora y numerosa documentación, informa Ical.

Plantaciones «de guerrilla»

La organización poseía una estructura fuertemente jerarquizada, utilizando técnicas paramilitares para mantenerse ocultos en el bosque aislados y poder sobrevivir en circunstancias adversas durante varios meses sin apenas avituallamiento, salvo el que esporádicamente le facilitaban otros miembros.

Según ha explicado el teniente coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia, José Luis Ramírez, usaban lo que denominan «plantaciones de guerrilla», que requieren ubicaciones en el terreno, «talando pinos y árboles» para crear zonas a las que sea muy difícil llegar, con el objetivo de «pasar desapercibidos».

Los integrantes de la organización preparaban el terreno, en el que llegaban a plantar hasta 5.000 plantas, siempre en fuentes cercanas a pantanos o ríos para tener acceso al agua y crear las estructuras necesarias para dotarle de riego por goteo. Otra de las características era la permanente vigilancia de las plantaciones en «condiciones duras, inhóspitas y adversas» para estos individuos, según ha destacado José Luis Ramírez.

Los agentes de la Guardia Civil constataron que estos individuos, con formación paramilitar, «se metían en el monte durante semanas». En plantaciones como las de la provincia de Segovia aguantaron frío, lluvia o nieve y permanecían en estos campamentos tipo de guerrilla cuidando del terreno, las plantas y las instalaciones. «Por contra, en el sur, en Andújar (Jaén), Granada, Málaga o Almería, estaban a 50 grados», ha detallado. Además, usaban sistemas de vigilancia para el día y para la noche, con visores nocturnos o cámaras de detección, con alta tecnología.

Cuando recibían el avituallamiento, abandonaban sus escondites, cargaban la mercancía y se volvían a adentrar en el bosque.

En la estructura jerárquica de la organización, los que tomaban la decisiones y repartían el trabajo eran albaneses, más abajo se situaban colombianos, italianos o alemanes. Las únicas tres mujeres detenidas se dedicaban a crear infraestructuras, como alquileres de viviendas o de vehículos. Una de las curiosidades de esta organización es que había creado su propia empresa de alquiler de coches

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