Amador Palacios - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Se desmorona el mito de Ruidera

En el Centenario de Cervantes

Amador Palacios
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En el segundo libro del Quijote, Cervantes desarrolla un bello mito en torno al río Guadiana y las lagunas de Ruidera. Portavoz de la sugerente descripción mítica es Montesinos, que da nombre a esa famosa cueva a la que Don Quijote se adentró viviendo una experiencia sensorial muy fantástica, tan fantástica que el propio caballero andante, quien hasta lo más inverosímil se creía mediante el factible argumento de los encantamientos, dudó de su realidad. Ya el título del capítulo XXIII del Quijote II da cuenta de esta perplejidad recalcando que lo que el sublime loco había contado de su mágica estancia en la profunda cueva ha de considerarse como aventura apócrifa.

Por Merlín, hijo del diablo, estuvieron encantados en el entorno de la célebre gruta, tanto Montesinos y su descendencia como Belerma, amada de Durandarte, doña Ruidera, sus siete hijas y sus dos sobrinas y Guadiana, su escudero.

El pérfido Merlín se apiadó de los llantos de las mujeres y el escudero, convirtiendo a este último «en un río llamado de su mesmo nombre» y a las féminas «en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha, las llaman las lagunas de Ruidera».

Esa encantadora referencia, aprehensible por el misterio y la belleza de la inefable Naturaleza, hoy está totalmente desplomada. La web El maldito impertinente (URL: https://elmalditoimpertinente.wordpress.com/2016/08/03/lagunas-de-ruidera-situacion-critica/) contiene una precisa información de la situación crítica de este oasis manchego, denunciando que el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera «se parece cada vez menos a un Parque Natural y mucho más a un parque acuático sin límites al despropósito. La situación, alimentada desde hace décadas por unas autoridades cobardes y algunos empresarios locales sin escrúpulos, se ha convertido en crítica en los últimos veranos. Donde debiera encontrar el visitante un remanso de paz, tranquilidad, fauna y flora, paisajes y cascadas cristalinas… se topa con una vegetación arrasada por playas artificiales, masificación de bañistas, ruido, suciedad, contaminación… Y miles y miles de visitantes que abarrotan sin control un sistema frágil de lagunas único en España».

En mis frecuentes caminatas al borde de las lagunas, a lo largo de pintorescos caminos situados al otro lado de la carretera, he podido siempre apreciar la solemne belleza paisajística. Hace unos años, la administración quiso cortar con los abusos, limitando el baño y los accesos. El populacho reaccionó, al desaforado grito del eslogan “¡Ruidera es de todos!”, destrozando las verjas que impedían circular a los coches. La administración, cobardemente, no reprimió sino que calló doblegándose a las bárbaras presiones. Y así seguimos.

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