Chema Ayaso - Adrede

Llaman a la puerta. ¿A quién mandamos a abrir?

¿Pero qué es Daesh? ¿Cuál es su tarea?

Chema Ayaso
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En la madrugada del 3 de noviembre, la Policía española detenía en Madrid a tres jóvenes marroquíes a los que acusó de estar preparando, bajo el paraguas del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), una serie de atentados en nuestro país. No es que fueran unos acabados de llegar, pues los tres poseían el correspondiente Número de Identificación de Extranjeros, lo que les otorga la consideración de residentes en nuestra sociedad. Su intención, siempre según las fuentes de la investigación, era llevar a cabo en cualquier momento acciones terroristas similares a las ocurridas no hace mucho en países vecinos, tal y como se desprende de los mensajes intervenidos, en los que literalmente se decía que «había que actuar ya en España».

El pasado mes de julio, la Policía Nacional detuvo en la isla de Lanzarote a una mujer de origen español que mantenía contactos con la organización terrorista Daesh, por dedicarse a reclutar niñas para llevarlas a Siria. Todos leímos la noticia pero, como últimamente solemos hacer con estos temas, no le dimos más importancia que la del momento. ¿Pero qué es Daesh? ¿Cuál es su tarea? Según hemos podido averiguar, Daesh es un grupo organizado para el reclutamiento de mujeres. Sus misiones a medio plazo y largo plazo son, en primer lugar, la radicalización de las personas captadas y, posteriormente, la utilización de esas mujeres para la procreación y educación de la población del próximo Califato que pretenden proclamar a nivel mundial.

El atentado al Charlie Hebdó ocurrido en París el pasado 7 de enero despertó en la población un enorme espíritu de solidaridad y unión ante la violencia terrorista. El dolor fue mucho y el impacto muy grande; pero la distracción también. Aquel atentado fue la primera piedra visible de lo que ya había empezado a ocurrir; sin embargo, transcurridos unos días, los ciudadanos preferimos volver a refugiarnos al abrigo de nuestras zonas de confort y regresar a nuestra rutina diaria para disimular el dolor y el miedo que nos acababa de sacudir. Y ese, precisamente ese, era otro de los objetivos de las células terroristas: impactar y noquear.

Con nosotros tal vez lo consiguieron, pero con nuestros gobiernos no. Así lo dejan de manifiesto los resultados de las investigaciones, acciones y detenciones que se han ido produciendo desde entonces gracias a la colaboración entre los gobernantes de los distintos países y a las acciones coordinadas de sus policías. No en vano, en lo que va de año llevamos 43 detenidos por terrorismo yihadista en España y el Ministerio del Interior ha elevado a nivel cuatro la alerta por ataques terroristas en nuestro país. Estamos viviendo una etapa de la Historia de la Humanidad tremendamente convulsa en muchos aspectos. Pero especialmente lo es en lo que a la violencia terrorista islámica se refiere. Esta no puede ser por tanto una etapa de gobiernos desunidos ni separatistas. Ni de gobiernos débiles, dubitativos o inexpertos. Es una etapa en la que no solo pueden cambiar las historias de algunos países porque así lo hayan elegido sus ciudadanos libre y democráticamente, no. Es que lo que puede cambiar es la Historia del mundo occidental tal y como lo conocemos, con el agravante de que no lo hemos decidido nosotros. Un cambio impuesto por la fuerza, la violencia y el terror.

¿Qué papel juega Canarias en todo esto? A ninguno se nos escapa que, por la situación geográfica de nuestro archipiélago, somos una de las más importantes vías de conexión y de acceso desde el continente africano al territorio peninsular, del que Andalucía es uno de los principales objetivos para la reconquista islámica radical. Tal y como ya conocen nuestras Fuerzas Armadas y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en Nigeria existen grupos terroristas como Boko Haram que intentan introducir en el país radicales yihadistas mediante una de las vías que a los canarios nos resultan tristemente familiares: las pateras que zarpan desde Mauritania o Senegal. El Estado Islámico se ha propuesto hacer llegar terroristas hasta Europa haciéndolos pasar por inmigrantes ilegales, y Canarias es una opción muy factible junto con el resto de entradas mediterráneas. La gestión organizada de la inmigración legal y el más absoluto control de la ilegal es, más que nunca, una de las tareas más importantes para nuestros gobernantes. Ni ellos ni nosotros podemos volver a refugiarnos en nuestras zonas de confort. Como ciudadanos en particular y como país en general tenemos que estar a la altura del momento histórico que nos ha tocado vivir. Nuestra seguridad y nuestro futuro dependen exclusivamente de nosotros.

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