Portazo del Gobierno aragonés al 41% de los agricultores que quieren modernizar sus explotaciones

El Ejecutivo de Lambán ha dejado fuera a casi 500 productores que cumplían los requisitos

Un agricultor abre una acequia para regar Fabián Simón

R. Pérez

Casi la mitad de los agricultores y ganaderos que presentan ante el Gobierno aragonés proyectos de modernización se quedan sin subvenciones, pese a cumplir los requisitos para cobrarlas. En la última convocatoria, que se resuelve ahora, el Ejecutivo regional ha excluido al 41% de los solicitantes que cumplían las condiciones exigidas.

Según los datos reconocidos por el propio Gobierno aragonés, en esta ocasión se presentaron un total de 1.100 proyectos de modernización de explotaciones agropecuarias que cumplían los requisitos para ser subvencionados. Sin embargo, solo se han admitido 649 , apenas seis de cada diez, según ha admitido el Ejecutivo que preside el socialista Javier Lambán.

El limitado presupusto reservado por el Gobierno regional para estos incentivos agrarios deja en la cuneta una gran parte de las iniciativas de modernización que están promoviendo agricultores y ganaderos, un sector esencial para el sostenimiento del medio rural. Eso choca con el recurrente discurso del Gobierno del socialista Javier Lambán, que lleva años presumiendo de lucha contra la despoblación y que, con ese argumento, ha creado nuevos cargos políticos a sueldo del Ejecutivo regional.

La modernización de explotaciones agrarias y ganaderas es uno de los retos a los que se enfrenta el sector para seguir siendo competitivo. Resulta imprescindible para dar visos de futuro a un buen número de explotaciones. El propio Gobierno aragonés lo reconoce, de ahí que exista una línea específica anual para apoyar las inversiones en este apartado.

Este año, el número de iniciativas había crecido con fuerza. Han sido muchos más los agricultores y ganaderos que se han animado a emprender proyectos de modernización en sus explotaciones. Pero la Administración autonómica, en vez de aprovechar este dinamismo surgido en el sector, ha cerrado el paso a las subvenciones a una gran parte de quienes cumplían los requisitos para recibirlas.

La exclusión de esa gran cantidad de proyectos de inversión en materia de modernización agropecuaria supone un escollo añadido para los promotores. Está por ver cuántos optan por seguir adelante con la inversión, en solitario, o deciden aparcar sus proyectos por no contar con la subvención que les hubiera hecho viable el proyecto.

Todo esto se produce, además, en una región que sigue perdiendo agricultores año tras año. El censo de profesionales del sector continúa a la baja, y cada vez está más envejecido, lo que a su vez constituye un problema para el sostenimiento demográfico del medio rural.

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