Los lugares más terroríficos y misteriosos de Aragón

Trasmoz

Las leyendas sobre brujas y aquelarres han perseguido a Trasmoz (Zaragoza) a lo largo de los siglos. Ubicado en las faldas del Moncayo, a escasos kilómetros del Monasterio Cisterciense de Veruela, este pequeño municipio zaragozano –con a penas 70 habitantes– ha estado siempre rodeado de un halo de misterio. Lo cierto es que actualmente es el único pueblo maldito y excomulgado de España.

Belchite

El Pueblo Viejo de Belchite, como se le conoce, se vio especialmente castigado por los combates de la Guerra Civil Española, al encontrarse en plena línea de frente durante largo tiempo. Al terminar la contienda, el deterioro de sus edificios era patente. Pudo haberse rehabilitado, pero el régimen franquista optó por sustituirlo por otro de nueva construcción, el Belchite nuevo, que está solo a unos metros del histórico municipio. Al final, los que quedaron en el Belchite Viejo fueron dejándolo. Los últimos se marcharon en la primera mitad de los años 60 y, en ese momento, sus calles y plazas quedaron definitivamente convertidas en un pueblo fantasma, pero también en museo vivo de las consecuencias de las guerras.

Es uno de los pueblos abandonados más visitados de España, pues sus ruinas atraen todos los años a más de diez mil personas. Muchas lo visitan por las leyendas que cuentan que las almas de los que allí murieron todavía caminan por sus calles. De hecho, ha sido centro de peregrinación para investigadores de lo paranormal de todo el mundo, que han grabado psicofonías donde aseguran que se escuchan los ecos de la guerra.

Sanatorio de Agramonte

Lleva más de 35 años abandonado y hoy en día el sanatorio de tuberculosos de Agramonte se ha convertido en visita obligada para los aficionados a las ciencias ocultas. Situado en parajes del Moncayo, su estampa arroja una mezcla de romanticismo y también de cierto misterio, ese que dan los edificios abandonados tras un pasado intenso, un halo de penumbra que desde hace años ha llevado a muchos a recorrer este enclave en busca de señas de vidas pasadas.

El sanatorio antituberculoso de Agramonte se empezó a construir en la década de 1920 por iniciativa del Estado. Acogió sobre todo a mujeres y niños enfermos, aunque con el paso de los años también se atendió a hombres. Allí recibían tratamiento médico y un entorno natural saludable con los que hacer frente a la tuberculosis. En octubre de 1978, tras cuarenta años de actividad, el sanatorio cerró sus puertas. Hay quien asegura que se pueden escuchar ruidos y gritos de los que allí vivieron.

Cárceles del Matarraña

Once localidades del Matarraña: Belmonte de San José, Calaceite, La Fresneda, Fuenteespalda, Mazaleón, Monroyo, Peñarroya de Tastavins, Ráfales, Torre de Arcos, Torre del Compte y Valderrobres forman parte de una ruta que en otro tiempo estuvo consagrada al horror y al castigo.

La mayoría de las cárceles del Matarraña están ubicadas en la planta baja de los ayuntamientos, ya que antiguamente era el alcalde el que imponía las condenas. Principalmente se utilizaron entre los siglos XVI y XIX; en el siglo XX cuando se cambió el sistema penitenciario estas cárceles quedaron en desuso. En algunas de las celdas aún se pueden ver dibujos y grabados realizados en las paredes por los presos que estuvieron allí encerrados.

Laspaúles

Según rezan los manuscritos del siglo XVI y XVII encontrados por el párroco de Laspaúles, en el campanario de la iglesia, en 1593, entre el 19 de febrero y el 29 de Abril, se procesaron a 28 mujeres acusadas de brujería; 21 eran de Laspaúles y 7 de los pueblos vecinos. Fueron condenadas 22 y después ejecutadas. Aunque solo constan estas en los manucristos se sabe que se ejecutaron a muchas más. Desde entonces las leyendas negras persiguen a este rincón del Pirineo oscense.