Tribunal Supremo

Prisión para dos amantes, empleados de una funeraria, que planearon el asesinato del suegro del hombre

Llegaron a pagar una señal a quien iba a ejecutar el crimen, pero se lo contó a la Policía y la pareja acabó detenida

Madrid Actualizado: Guardar
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El Tribunal Supremo ha condenado a un total de 13 años de cárcel a un hombre y una mujer, amantes y empleados de una funeraria, por concertarse para asesinar al suegro del hombre, que era un importante empresario. El plan se frustró porque la persona a la que encargaron el asesinato se lo contó a la Policía.

La mujer, Ana Belén E.G., es condenada a 8 años de prisión, por dos delitos de proposición de asesinato, ya que en su caso se ha probado que no sólo encargó acabar con la vida del suegro de su amante sino también con la de otro compañero de trabajo con quien mantenía una relación afectiva. Por su parte, el hombre, Jesús M.P.-P., es condenado a 5 años de cárcel por un delito de proposición de asesinato, el de su suegro, y se le aplica, además, la agravante de parentesco.

El Supremo estima parcialmente los recursos de ambos acusados contra la sentencia de primera instancia, dictada por la Audiencia de Madrid, que impuso 10 años de cárcel a la mujer y 6 años al hombre. Y ello porque aprecia la atenuante de dilaciones indebidas (los hechos ocurrieron en 2008 y principios de 2009), y reduce la pena en un año por cada uno de los delitos.

Según los hechos probados de la sentencia, Ana Belén y Jesús comenzaron una relación sentimental en el año 2008, cuando se conocieron en el trabajo, que los dos desempeñaban como empleados de una funeraria. La acusada estaba casada, y mantenía, al tiempo que la relación extramatrimonial con el acusado, una tercera relación afectiva con otro compañero de trabajo, que desconocía su relación con aquél.

El empresario no se fiaba del yerno

El acusado estaba igualmente casado, «disfrutando por razón de tal matrimonio, del alto nivel económico del padre de su mujer», quien le minusvaloraba ya desde el noviazgo, pues le hizo firmar, antes de casarse con su hija, el régimen económico de separación de bienes. Esto no impidió, señalan los magistrados, «que, pese al resentimiento del acusado, éste disfrutara la solvencia económica de la esposa, conforme a su exclusivo interés, manejando el dinero de aquélla, que plenamente confiada en su marido no comprobaba extremo alguno referido a esta cuestión, como tampoco sospechaba de la relación extramatrimonial que él mantenía con la acusada, a la que la esposa conocía simplemente como una compañera de trabajo», señala la resolución.

La amante, a través de su relación con Jesús, «se beneficiaba de la desahogada posición económica de la mujer de su amante, disfrutando de viajes y estancias en hoteles, que el acusado cargaba a la cuenta de regalos de su boda con aquélla, o del pago de algunos de sus gastos ordinarios, tales como repostaje de gasolina, su compra diaria, o el pago de los recibos de la línea telefónica que el acusado le procuró, solo para hablar con él».

Deshacerse también del compañero

«Sabedores los acusados de que, a través de la mujer de aquél podrían seguir manejando el dinero del suegro, animados por el rencor que Jesús Moreno sentía hacia su suegro, y que su amante interiorizó como propio a lo largo de su relación afectiva, idearon acabar con la vida de éste, en la creencia de que de esta manera, la hija y esposa del acusado accedería a su parte de patrimonio». Para ello, en septiembre de 2008 y durante los cuatro meses posteriores, Ana Belén contactó telefónicamente con otro hombre, a quien conocía desde hacía años, «con quien mantenía una fluida relación incluso con connotaciones sexuales», y de quien ella pensaba que tenía contactos con personas que podían acabar con la vida de otros.

Entonces le manifestó su deseo, así como el plan que había tramado con Jesús, de acabar con la vida del suegro, para disfrutar con su amante, de los beneficios de las empresas de aquél. Igualmente, le hizo saber su determinación de matar a su otro amante en la funeraria, de quien dijo que le acosaba sexualmente, añadiendo que debería ser el primero en morir, porque podría llegar a sospechar que, ella y Jesús Moreno, tenían algo que ver en la muerte del empresario.

El hombre contactado para realizar el crimen recibió dinero de los acusados como adelanto, y Ana Belén le dio también datos sobre los dos objetivos, como vehículo que usaban, horarios oficina o domicilio, y un juego de llaves de la vivienda del empresario. Sin embargo, lo que hizo el 26 de enero de 2009 fue contactar con la Comisaria de Policía de Alcalá de Henares y denunciar los hechos.

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