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Felipe González y Susana Díaz durante un mitin en Sevilla - Efe

Díaz exhibe hoy la historia del PSOE con la esperada reconciliación de González y Guerra

La candidata remarcará su perfil de unidad frente a quien quiere destruir al PSOE: Pedro Sánchez

Madrid Actualizado: Guardar
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Susana Díaz ha tardado 175 días en decidirse a confirmar un secreto a voces: su candidatura a ocupar el despacho de Ferraz que dejó su enemigo político, Pedro Sánchez, tras el desgarrador comité federal del 1 de octubre.

Mes y medio después de proclamar que tiene «fuerza, ilusión y ganas», y que le «encanta ganar», hoy dará un paso al frente en un multitudinario acto en el pabellón 1 de Ifema, en Madrid. Sus palabras reivindicarán al PSOE que ha propiciado los mejores años de la historia de España y ha logrado las mayores conquistas de la democracia. Pero probablemente el mensaje más potente no salga de su boca sino que se desprenda de la identidad de los compañeros que la escucharán desde las primeras filas.

A la presidenta de Andalucía le ha costado decidir sobre la conveniencia de que referentes históricos y representantes de la «vieja guardia» acaparen los focos en su puesta de largo.

Y no es baladí la elección de cuatro de ellos, parejas políticas enfrentadas en su momento por el liderazgo o la estrategia del partido. En ese enorme escenario, donde se esperan más de cuatro mil personas, compartirán foto Felipe González y el que fuera su número dos, Alfonso Guerra, que acabaron sin hablarse tras la dimisión de este último en 1991.

Visualizar la reconciliacion

Los que fueran antagonistas en la cúpula socialista durante los años ochenta y cabezas de dos corrientes irreconciliables no serán los únicos en «visualizar» la capacidad de Díaz de aglutinar incluso las posiciones más encontradas.

Junto a ellos, respaldarán a la aspirante otros dos dirigentes que midieron sus fuerzas en las primarias de 2012 y que también escenificarán su reconciliación en torno a la presidenta autonómica: Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón.

Al igual que respaldarán su candidatura los presidentes de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; y Aragón, Javier Lambán.

No comparecerán ni la presidenta balear, Francina Armengol, que se alinea con el sector de Patxi López (tras desertar de las filas de Sánchez), ni tampoco lo hará el responsable asturiano, Javier Fernández, que como presidente de la Gestora no asistirá a ningún acto protagonizado por alguno de los tres candidatos.

En el equipo de Díaz se debatió durante semanas la opción de hacer un acto más modesto, dirigido a la militancia y sin tantos rostros conocidos, con la intención de neutralizar la imagen alimentada por Sánchez de candidato de las bases, alejado del «establishment» y fiel a la militancia.

Finalmente, Díaz ha optado por presumir de «músculo político», rodeándose de socialistas históricos y pesos pesado que en su momento escribieron la centenaria historia del PSOE. Son, argumentan sus colaboradores, «sus credenciales» y «no va a ocultarlas bajo ningún concepto».

La carga semántica de ver juntos a González y Guerra, distanciados desde hace lustros y sin que hayan posado en la misma foto desde que eran presidente y vicepresidente, es tanto como decir, apuntan sus colaboradores, que Susana Díaz «suma al PSOE del pasado y al del presente» frente a la estrategia de desunión que persiguen otros. Por ejemplo, Pedro Sánchez.

Después de la ponencia

El objetivo de Díaz es, según aseguran a ABC fuentes de su entorno, «demostrar que alrededor de su candidatura pueden reunirse personas que han podido competir legítimamente en un momento dado pero que miran unidos al futuro del PSOE».

Toda una exhibición de historia para conjurar la profundísima crisis socialista, tan sólo un día después de que la gestora presentara ayer, con gran pirotecnia política, la ponencia que coordina Eduardo Madina, antiguo adversario de la candidata, y en la que han colaborado más de 200 personas.

Precisamente la gran apuesta de ese documento pasa por la recuperación de parte del Estatut de Cataluña, aquella que fue tumbada por el TC en 2010 por vulnerar los preceptos constitucionales.

En el arranque de la campaña de Díaz no faltará el presidente que amparó esa ley orgánica: José Luis Rodríguez Zapatero, que coincidirá también él con otro rival, José Bono, al que derrotó en el congreso de 2000 y con el que limó asperezas situándole en la Presidencia de las Cortes y nombrándole ministro de Defensa.

Cumplida esta primera encomienda de la Gestora, que confería mucha relevancia a la ponencia política, las primarias que enfrentarán a Díaz con Pedro Sánchez y Patxi López se celebrarán a finales de mayo (el día concreto se decidirá en un próximo comité federal en abril) y el proceso culminará en el congreso de los días 17 y 18 de junio en el que se renovará la dirección del partido.

Lo cierto es que las primeras escaramuzas de la precampaña a las primarias han estado marcadas por la polémica. El pulso del exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a la comisión gestora terminó hace unas horas con la decisión del equipo de Javier Fernández de remitir a la candidatura del exjefe de Ferraz un burofax para que cancelase de inmediato el sistema de crowdfunding (micromecenazgo) que puso en marcha hace semanas.

El aviso del órgano temporal socialista le instaba a que diera marcha atrás y canalizara la financiación de su campaña a través de cuentas compartidas con el director gerente del PSOE. Aunque esa misiva también le fue enviada a los otros dos aspirantes, el exlendakari y la presidenta andaluza, nadie duda de que el apercibimiento tenía un destinatario claro: Pedro Sánchez, contrario a reconducir el modelo de cuestación para su compaña.

El enfrentamiento del ex secretario general con Javier Fernández, al que considera contaminado por su apoyo a Susana Díaz, no ha hecho más que agravarse desde el Comité Federal que propició su salida de Ferraz.

En su candidatura confían en que, como ocurrió en el Reino Unido con Corbyn o en Francia con Hamon, la militancia dé la espalda a la que consideran «candidata del poder».

Precisamente Sánchez ha contraprogramado hoy a su adversaria con un multitudinario acto en Burjassot (Comunidad Valenciana) donde pretende visualizar su independencia del poder orgánico. Eso sí, Sánchez no contará con la presencia del presidente autonómico, Ximo Puig, que como la casi práctica totalidad de los barones del PSOE saldrán en «la foto de la unidad de Susana».

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