Nada se interpuso en esta boda, ni siquiera la grave enfermedad del padre del novio, que era el padrino. No podía perderse el enlace y ese día vistió al dolor con elegancia. Aunque en el último momento fue incapaz de entrar en el juzgado de Cartagena, eso no impidió que estuviera junto a su hijo. Y allí acostado, en la camilla de la ambulancia, cumplió su deseo: acompañar a su hijo en el día de su boda. La Fundación Ambulancia del Deseo lo hizo posible. Ellos lograron que en el álbum de los recuerdos no faltara nadie.-Redacción-
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