Álvaro Delgado Gal - ENQUIRIDIÓN

No es fácil ser Casado

«No se acierta a saber qué quiere Casado para España. El resultado es que sus palabras no penetran»

Pablo Casado EFE
Álvaro Delgado Gal

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Casado está perdiendo velocidad. Lo indican las sensaciones del ciudadano de a pie y lo confirman las encuestas. ¿Causas del descenso, o, por lo menos, del estancamiento? Una, sin duda, es la trifulca con Ayuso, el gran éxito de la derecha. Se ha extendido la impresión de que el jefe popular percibe a la madrileña como una amenaza a su liderazgo. Agravando el diagnóstico: Casado estaría más empeñado en asegurarse su permanencia en la hipótesis de un revés electoral que en buscar un triunfo sonado. Ignoro si esto es así. Lo que está claro, es que la sospecha proyecta sobre Casado una imagen poco lisonjera. Mala es la desconfianza en uno mismo, pero todavía peor un cálculo de costes/beneficios… donde los costes y los beneficios lo son, más que de los españoles, del señor que aspira a representarlos.

En segundo lugar, no se acierta a saber qué quiere Casado para España. Su violencia verbal recuerda más a la de una traca valenciana, que al ostinato célebre en el Bolero de Ravel. Falta, en fin, coherencia, ligazón, a su discurso. El resultado es que sus palabras golpean, pero no penetran. Lo demuestra de forma dramática lo ocurrido con la reforma laboral. Contra la opinión común, el desenlace no ha sido demasiado bueno para los intereses generales. La recuperación de la ultraactividad y el predominio de los convenios sectoriales en lo referente a los salarios, no favorecen a un país que tendría que haberse desplazado justo en sentido inverso.

Pero es verdad que la ley anterior no se ha derogado, y que ello representa, objetivamente, una enorme humillación política para Yolanda Díaz y una demostración de que Sánchez carece de palabra. ¿Cómo ha procesado Casado este hecho? Además de pelearse con el presidente de la CEOE, ha dado la impresión de que se oponía a lo único celebrable del acuerdo: el que, con la bendición de los sindicatos, se hayan bloqueado desarrollos simplemente inviables para la economía española.

Habría convenido más a Casado, habría convenido más a España, un poco de templanza. Casado debería haberse limitado a denunciar, en términos inteligibles por todos, las carencias de la nueva ley. Para ello no se necesitaba poner la casa patas arriba. Pero no, Casado ha terminado pareciendo un radical, y Sánchez, un moderado. Ha salido incluso en los papeles que Génova ha tanteado a ERC y el PNV para que la ley reviente en su trámite parlamentario. Lo último se me antoja inverosímil. Aun así, el solo hecho de que la noticia haya llegado a publicarse en medios que no son correa de transmisión del Gobierno demuestra que muchos, durante demasiado tiempo, parecen dispuestos a creerse cualquier cosa sobre el presidente del PP.

Volvamos a las encuestas. Además de reflejar un estancamiento del PP, anuncian una recomposición de la derecha, con un peso creciente de Vox. Lo último no preludia nada bueno para el futuro del actual sistema. Vox es un partido contrarrevolucionario y está dispuesto a romper con los equilibrios vigentes. No se siente atraído, en consecuencia, por fórmulas de gobernabilidad en las que solo podría participar como socio menor . Sospecho que Vox no entraría en un gobierno de coalición, y que se limitaría a ofrecer, de la forma más circunspecta posible, el apoyo parlamentario mínimo que Casado necesita para ser investido. A continuación, votaría «sí» o «no» según las circunstancias, no ligado por compromisos a largo plazo. Con una izquierda probablemente levantada, y sin socio real, Casado podría hacer poca cosa. En parte, se ha ganado a pulso este futuro poco halagüeño: recuerden sus incomprensibles insultos a Abascal hace año y pico.

Dicho todo esto, añado que resulta muy complicado, para cualquier dirigente fiel a la Constitución del 78 indagar un hueco en la tesitura española actual. Las inercias conspiran en contra , con Sánchez no hay forma de atar cabos, y Abascal cabalga por su cuenta. No, no es fácil ser Casado.

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