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Droga intervenida a uno de los veleros utilizados por la organización desmantelada - CNP

La red de Vinatu tenía exmilitares serbios relacionados con los «tigres de Arkan»

Ha caído toda la organización, desde la rama que traía la droga a España, hasta la de blanqueadores y distribuidores

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El 4 diciembre de 2012 ABC informaba en exclusiva del robo de relojes valorados en el mercado en 23 millones de euros sufrido por una distribuidora internacional con oficinas en la madrileña calle de López de Hoyos. La Brigada de Policía Judicial de Madrid se hizo cargo del caso y logró llegar al cerebro del golpe, Ismael Arriero Valcárcel, «Isma», uno de los delincuentes más peligrosos de Madrid que había comenzado su carrera criminal como alunicero, y que fue detenido. Se recuperó parte del botín y durante las pesquisas se comprobó cómo este individuo entraba en contacto con un montenegrino, Vinatu Cokovic, de 50 años, que había cumplido pena de prisión en España, que fue expulsado a su país y que regresó con pasaporte falso e identidad nueva.

El fútbol era su pasión compartida y ambos participaban en pachangas, donde estrecharon relaciones. Parece que «Isma» le vendía relojes valorados en 25.000 euros por 10.000, algo que venía bien al montenegrino para blanquear los parte de los enormes beneficios de su gran negocio, que era el tráfico de drogas.

El jefe de la banda se hacía pasar por ojeador de futbolistas

Fue al investigar a Vinatu Cokovic –que se hacía pasar por ojeador de futbolistas y fue jugador en Los Ángeles–, y al cruzar datos con sus compañeros de Valencia, cuando la Brigada de Madrid detectó que este individuo lideraba una de las organizaciones de tráfico de cocacína más potentes de Europa. Tenía su base de operaciones en las dos ciudades citadas y conexiones en Portugal, Serbia, Criacia, Montenegro, Australia, Alemania y Reino Unido, cuyas policías también han colaborado en las pesquisas, lo mismo que la Armada –para los abordajes de embarcaciones–, y la Agencia Tributaria.

En la investigación se han intervenido más de 3,5 toneladas de cocaína, 9,3 millonesde euros –773.000 en efectivo en el piso del distrito de Retiro del cabecilla–, y se ha detenido a 69 individuos, de ellos 26 en España. Entre los arrestados hay exmilitares serbios relacionados con los siniestros «tigres de Arkan», el grupo paramilitar que sembró el terror en la guerra de la exYugoslavia y que luego se pasó al crimen organizado.

En cuanto al jefe de la banda que viajaba con frecuencia por países como República Dominicana, Brasil, Perú, Colombia o Venezuela, se sabe que llevaba un altísimo nivel de vida y que al regresar a España solía decir que su trabajo era descubrir a nuevas estrellas del fútbol. En los últimos tiempos había comprado una finca por 700.000 euros -pagó primero 50.000 en efectivo y luego iba a abonar el resto-, y su coche, que igualmente abonó en billetes estaba valorado en 60.000 euros. «Dado el volumen de droga que movía, esas cantidades apenas tenían importancia para el», sostiene la Policía.

La red envió a Suramérica más de 50 millones de euros

La organización utilizaba cuatro métodos para introducir el estupefaciente en nuestro país. El principal era embarcar la droga en buques mercantes de la empresa MSC que zarparan de Suramérica y tuvieran como destino España. La organización se aprovechaba de que muchos de los miembros de la tripulación de los barcos utilizados colaboraban con ella. Su misión era asegurar la cocaína en sacas acuáticas herméticas que arrojaban al mar ya en aguas españolas, cerca de puerto -elegían sobre todo el de Valencia y en menor medida de Algeciras, para que pequeñas embarcaciones de recreo o pesqueras las recuperaran y trasladaran a puertos deportivos de la costa levantina.

El segundo método era el conocido como «gancho ciego», que consiste en, sin el conocimiento de la empresa legal exportadora, esconder el estupefaciente en el interior de contenedores precintados, que son abiertos por los narcos en el puerto de llegada para recuperar la droga.

En tercer lugar, creaban sociedades mercantiles constituidas con la intención de utilizarlas como «tapaderas» para introducir la droga en nuestro país, y finalmente también utilizaban veleros de grandes dimensiones para transportar la cocaína desde Suramérica a Europa. En mayo, agentes del GEO de la Policía abordaron mar un barco de unos 16 metros de eslora cargado con 1.000 kilos de cocaína cuando navegaba a la altura de las Azores. Llevaba bandera norteamericana y había sido cargado en Venezuela.

La trama estaba asentada en Madrid

Una vez vendida la droga, Vinatu Kocovic pagaba a una segunda rama en torno a un 5 por ciento de los beneficios para que se encargaran de blanquearlo. Esta trama, de origen brasileño-portugués, estaba asentada en Madrid, Barcelona, Vigo y Lisboa, donde tenía locales abiertos al público dedicados al envío de dinero. Todos pertenecían a una empresa «tapadera» constituida al efecto y que ya ha sido cerrada. El «modus operandi» del blanqueo consitía en recoger en mano el dinero de la droga, trasladarlo en vehículos «caleteados» (con huecos y dobles fondos preparados para ello) hasta Portugal, ingresarlo en las cuentas de la empresa de envío de dinero y otras mercantiles conectadas con el grupo y por último remitirlo a Suramérica mediante identidades de personas de Brasil, sin el conocimiento de éstas. Con la ayuda de trabajadores de entidades bancarias, se habrían enviado más de 50 millones en los últimos años.

Para cerrar el círculo, los investigadores consiguieron además detectar los dos pisos desde los que se distribuía la droga desde Madrid y la provincia de Toledo, uno de ellos situado en el distrito de Barajas y el segundo en Seseña, donde además había una enorme plantación de marihuana.

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