La vicepresidenta pasa al ataque

La número dos de Mariano Rajoy tiene esta semana una agenda especialmente cargada. Ayer jueves, por la mañana inauguró la III Cumbre de Internacionalización y por la tarde participó, en el Congreso de los Diputados, en la conmemoración de trigésimo aniversario del ingreso de España en la Unión Europea, y entre medias ni un minuto libre en La Moncloa. El día anterior, contestó varias preguntas en la sesión de control del Congreso, y luego presidió la reunión de secretarios de Estado y subsecretarios. El martes acudió a la sesión de control del Senado, inauguró, en el Auditorio Norte del Recinto Ferial Ifema, el Fujitsu World Tour 2015, recibió en La Moncloa al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y, a continuación, al viceprimer ministro de Portugal.

El día anterior, se reunió con el viceprimer ministro de Eslovenia, e inauguró, en el Museo Thyssen-Bornemisza, la exposición «Zurbarán: una nueva mirada».

En el equipo de la vicepresidenta aseguran que su agenda siempre ha estado muy cargada, aunque reconocen que esta semana está siendo especialmente intensa. Y también admiten que sus comparecencias ante los medios de comunicación ahora son continuas. Sin ir más lejos, ayer hizo declaraciones por la mañana, y luego por la tarde tras el respaldo que le brindó Rajoy. No rehúye un micrófono y cuando se le pide, atiende a la prensa.

Detrás de este acelerón de la vicepresidenta está la instrucción que Rajoy ha dado a todo el Gobierno para que se refuerce la comunicación, y se pise más la calle: «Tenemos que ser más cercanos».

La vicepresidenta, como portavoz del Gobierno, tomó buena nota de los resultados del 24-M, pero también del mensaje de Rajoy. Y, al mismo tiempo, endureció su mensaje contra el PSOE por su «deriva radical» y la política de pactos que negocia con la izquierda extrema. Santamaría estrenó ese discurso mucho más agresivo contra el PSOE el pasado viernes en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. «Estamos en nueva etapa. Es lo que toca», dicen en su entorno. El portavoz adjunto, José Luis Ayllón, reconoció después que, efectivamente, había cambiado la estrategia frente al PSOE, pero no solo se trata de eso, sino de «comunicar más y mejor». Esa fue la orden de Rajoy. Él en Bruselas, con dos comparecencias en dos días, y su número dos en Madrid, han sido los primeros del Gobierno en ponerlo en práctica.