Manuscrito «delator», escrito por el director general de la Promotora Dico, David Merino
Manuscrito «delator», escrito por el director general de la Promotora Dico, David Merino - ABC

Así eran las juergas cinegéticas de Granados

Marisco traído en helicóptero, «bodas de sangre», timbas de póquer con billetes de 500 e incluso prostitutas

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Marisco traído en helicóptero

Las cacerías a las que asisitió invitado el entonces secretario general del PP de Madrid y consejero de Presidencia se celebraban en grandes fincas, como La Parrilla (Los Yébenes, Toledo) o Los Berrocales (Almadén, Ciudad Real), pagadas por la constructora Dico, que no escatimaba en gastos. En una ocasión trajeron marisco con un helicóptero. El catering siempre era preparado por cocineros de renombre.

«Bodas de sangre»

En estas jornadas cinegéticas se realizaba la llamada « boda de sangre» (también denominado «bautismo»). El cazador que abatía su primera pieza era «bautizado» usando las vísceras del animal. Quien bautizó a David Merino, director general del grupo Dico, el organizador de las jornadas, fue, precisamente, el hombre fuerte del Gobierno de Esperanza Aguirre: «Granados personalmente, mientras yo estaba en una silla sentado, me colocó las vísceras del jabalí encima de mi cabeza», reconoció años después Merino.

El directivo describió las cacerías de puño y letra, unos manuscritos que fueron entregados a la Fiscalía Anticorrupción y a la Audiencia Nacional.

Timbas de póquer con billetes de 500

Las cacerías comenzaban un viernes y se prolongaban hasta el domingo. Al llegar la noche se celebraban partidas de póquer con grandes cantidades de dinero sobre la mesa, incluso «billetes de 500 euros» que ponían los constructores, Julián Giménez de los Galanes y Francisco Colado, dueños del grupo Dico e imputado en la operación Púnica. Uno de los manuscritos del entonces director general de la promotora (que ABC reproduce a la derecha) dibuja la mesa de la timba e identifica a sus asistentes: aparece Granados, David Marjaliza -principal conseguidor de la trama y amigo personal del político-, el constructor de «Vías y Obras», Ramiro Cid Sicluna, también imputado, y el alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá.

Prostitutas si el invitado quería

Esas monterías, que tenían un coste de entre 5.000 y 9.000 euros por cazador, las pagaban constructores con intereses inmobiliarios en la Comunidad de Madrid. En concreto, las cinegéticas celebradas entre 2003 y 2006 corrieron a cargo del grupo Dico, que fue una de las promotoras con mayor presencia en la región. Si el cazador de turno así lo deseaba, por la noche se le ofrecían prostitutas, de las que podía disfrutar en la finca o en los hoteles cercanos en los que se alojaban algunos de ellos. En ocasiones los invitados se alojaban en una mansión que los organizadores tienen en un paraje de Daimiel (Ciudad Real) y desde allí eran conducidos a las fincas de caza. La jornada comenzaba con el desayuno, en el que también se entregaba a cada cazador el «kit» del almuerzo: una bolsa con un bocadillo y una botella de vino.

Entrega de trofeos

Al término de cada temporada de caza, los organizadores celebraban una cena con sus invitados, varios políticos, en un prestigioso asador de la carretera de La Coruña, en las afueras de Madrid. Allí entregaban a cada uno sus trofeos, las cabezas disecadas de las piezas abatidas. «Lo normal es que cada uno se pague la taxidermia, pero estos corrían con todos los gastos», dice a ABC uno de los asistentes.

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