Los periodistas siguen la intervención de Rajoy ante la Junta Directiva del PP, que reunió a casi 600 altos cargos
Los periodistas siguen la intervención de Rajoy ante la Junta Directiva del PP, que reunió a casi 600 altos cargos - jaime garcía

Rajoy hará ajustes en el PP después del 24-M y convocará el Congreso a primeros de 2016

El presidente dijo en privado que no está para bromas. Y en público, llamó a la unidad

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Rajoy no es dado a gestos de autoridad. Hasta que se llega a situaciones límites. Y la hoguera interna que habían atizado algunos de sus compañeros en los últimos días, en modo pánico por el último descalabro en las elecciones andaluzas y su posible traslado al 24 de mayo, ha terminado por colmar su paciencia. Pero el presidente, fiel a su costumbre, no quiso ayer «armar lío» y por eso se limitó ante la Junta directiva de su partido, a la que convocó la última vez hace dos años en plena convulsión por el caso Bárcenas, a llamar a la unidad y a no distraerse en cuestiones «intrascendentes e irrelevantes», tal y como definió en su particular estilo el reciente cruce de declaraciones entre el entorno de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y del vicesecretario de Política Autonómica, Javier Arenas.

Ayer se limitó públicamente a pedir a sus cargos que se centren en la economía y olviden los enfrentamientos, en pro de su objetivo inmediato: mantener la mayor cantidad de plazas autonómicas y municipales. En el bien entendido que la crisis, la falta de empatía de su partido con los electores y la fuerte irrupción de una formación como Ciudadanos -que compite en su mismo espacio electoral-, le restará una importante porción de los históricos apoyos que cosechó en 2011.

Lavar los trapos sucios en casa

Por eso ha decidido, según relataba ayer de forma gráfica un representante del aparato del PP, «lavar los trapos sucios dentro y no dar tres cuartos al pregonero, aun sabiendo que muchos de los pregoneros son compañeros suyos». Eso no significa, apuntan las mismas fuentes, que «las cosas vayan a quedarse así».

Más allá de la puesta en escena de ayer en Génova, nadie duda de que Rajoy tiene decidido «hacer ajustes» en la dirección del partido tras los comicios de mayo. Dependerá, aclaran en el PP, del signo de los resultados para que la crisis «sea más o menos profunda». Lo primero que ha querido preservar Rajoy con la llamada a la calma de ayer es el trabajo de Cospedal -que ayer fue ovacionada tras su informe de gestión y felicitada por el propio jefe del Ejecutivo- en un feudo tradicionalmente socialista como Castilla-La Mancha, en el que logró ganar al PSOE en 2011 y que pretende revalidar con una de las pocas mayorías absolutas que auguran las encuestas. Es claro que el PP «se va a replantear, tras el 24-M, -apuntan en Génova- que pueda compatibilizar su cargo institucional con la gestión del partido, toda vez que la siguiente cita electoral (en la que se mide Rajoy) está a la vuelta de la esquina. Aunque tímidamente, la propia número dos del PP dejó la puerta abierta de su salida en el último Foro ABC.

Una vez que pasen las elecciones, el presidente también se propone convocar el Congreso Nacional que, aunque debería celebrarse este año, será aplazado unos meses para que no coincida con un curso marcadamente electoral como es 2015. En el partido se trabaja ya para que esa cita tenga lugar «en enero o febrero de 2016, en función de cuándo sean las generales». Eso, aclaran esas fuentes, si no se produce una debacle tal que obligue a alterar los planes de Rajoy.

Aunque la reprimenda de ayer fue suave- según el relato de algunos asistentes- dejaba entrever que el presidente está enfadado, «seriamente contrariado por las filtraciones y los pulsos internos entre unos y otros». Rajoy lo verbalizó así: « No hay que enredarse en lo que solo interesa a 25». Un mensaje que descifrado es un reproche claro a las facciones del PP que se han lanzado los trastos a la cabeza a cuenta de quién tiene la culpa de la pérdida de 17 diputados de Juan Manuel Moreno en Andalucía: si los que le nombraron candidato -Santamaría y Arenas- o la dirección, es decir, Cospedal, contraria a la designación, pero número dos del partido.

Rajoy reivindica la marca

En privado, el jefe del Ejecutivo no había ocultado su disgusto, incapaz de entender, en palabras de un miembro de la dirección, que «no se reme hacia la misma dirección y se ponga en valor la marca PP, que él considera triunfadora». Precisamente una de las polémicas que más ha irritado al líder popular es que se cuestione por parte de algunos dirigentes territoriales la vinculación de las siglas del partido a la campaña de sus candidatos locales. «No lo entiende», sostienen.

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