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Artur Mas - EFE

Mas prepara ya la refundación convergente sin Unió y con ERC en su Gobierno

Junqueras fija la independencia en 2016; dimitirá si no hay mayoría el 27-S

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Cataluña afronta nueve meses de campaña electoral. Nunca antes se habían convocado unos comicios con tanta antelación, pero Artur Mas ha decidido embarcarse en un proyecto secesionista en el que será difícil distinguir la propaganda electoral de la acción de gobierno. Entregado de nuevo a ERC, la hoja de ruta del presidente catalán incluye a corto plazo crear las bases de un Estado propio, aunque eso implique daños colaterales. Y es que el líder convergente prepara ya la reconversión de la federación nacionalista sin Unió, su socia en las últimas tres décadas, y sin descartar la entrada de ERC en su Ejecutivo.

Con la celebración de unas elecciones autonómicas con carácter plebiscitario el 27 de septiembre, Mas gana tiempo para ejecutar esa catarsis a nivel de partido

. De momento, UDC aplaza hasta después de las elecciones municipales de mayo la crisis derivada de la renovada alianza del presidente catalán con ERC. De haberse convocado elecciones en marzo, como querían los republicanos, Mas habría tenido que afrontar unos comicios con nuevas siglas en un plazo récord. Tarde o temprano tendrá que hacerlo, pero según explicó ayer el secretario general de Unió, Ramon Espadaler, ahora «toca priorizar retos que tenemos más cerca, como la aprobación de los presupuestos y las municipales, y en su momento trabajaremos cuestiones programáticas de futuro. Cada cosa en su momento».

Tapar la corrupción

Ideológicamente, CDC ya hizo el cambio el año pasado, al abrazar un secesionismo que nunca formó parte de sus estatutos fundacionales. Pero los casos de corrupción que afectan a este partido, como la financiación irregular de Convergència a través del expolio del Palau de la Música o los turbios negocios de la familia Pujol, han forzado al partido a cambiar de nombre. La coartada es la entrada de la sociedad civil en sus listas electorales, que, como se sabe, se presentarán al margen de las de ERC, en contra de la candidatura única que proponía Mas.

Sin embargo, la celebración de las municipales antes que esos comicios «plebiscitarios» permite al presidente catalán dedicar todo su engranaje gubernamental a ganar o reforzar alcaldes y diputaciones, mientras que la formación de Oriol Junqueras no lograría el esperado despegue local. Por contra, la separación de UDC y CDC implicaría la salida de los tres consejeros que Unió tiene en el Gobierno catalán, lo que allanaría el terreno a una eventual entrada de ERC en el Ejecutivo de Mas, tal como Junqueras sugirió días atrás, y a poner el acento independentista en la hoja de ruta de estos nueve meses. Esta contempla, según explicó ayer el secretario general de Convergència, Josep Rull, «acabar de consolidar las estructuras de Estado», como por ejemplo «la hacienda propia y la ampliación de la presencia internacional».

El objetivo, dijo, «es la victoria de la independencia en las elecciones del próximo 27 de septiembre» y preparar a la comunidad internacional para que interpreten los resultados de esos comicios como «el referéndum que no nos dejaron hacer, es decir, con carácter plebiscitario», en alusión a la votación del 9 de noviembre. Rull pidió a Unió que se sume a ese proyecto rupturista.

La Constitución catalana

Junqueras fue más allá y puso 2016 como fecha de la independencia de Cataluña, siempre y cuando haya una mayoría absoluta secesionista en el nuevo Parlamento catalán que salga de las urnas. De no lograrlo, dijo, está dispuesto a dimitir. Junqueras no contempla una declaración unilateral de independencia inmediatamente después del 27-S, pero sí considera fundamental que se someta a votación la «ley fundamental del nuevo Estado, la Constitución catalana». Un texto que podría estar basado en los trabajos que el juez Santiago Vidal presentará el próximo el 31 de enero.

Tanto CiU como ERC confían en que ICV y CUP, que en su día avalaron la consulta del 9-N, se sumen a esa hoja de ruta secesionista. Pero los ecosocialistas, a través de su coordinador, Joan Herrera, ya avisan de que no colaborarán «bajo ningún concepto» con nacionalistas y republicanos. Más preocupado por la irrupción de Podemos que por el debate soberanista, Herrera reprochó a Junqueras que tienda la mano a un Gobierno que «mantiene recortes y privatizaciones» y que no logrará que este año se celebre una consulta legal sobre la relación de Cataluña con el resto de España.

Por su parte, el diputado de la CUP, Quim Arrufat, cree que el acuerdo entre el presidente de la Generalitat, ERC, Asamblea Nacional Catalana, Òmnium y Asociación de Municipios por la Independencia para convocar elecciones el 27 de septiembre es una cesión al «chantaje» de Artur Mas. Aseguró la formación que representa seguirá trabajando, al margen de ese pacto, para ampliar la mayoría independentista.

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