Elecciones 12-J

Los nacionalistas arrasan en el País Vasco, con el constitucionalismo bajo mínimos

El PNV crece en su victoria y gobernará cómodo con el PSE, que se estanca mientras Podemos y el PP se hunden. Bildu firma su récord y Vox se estrenará

Íñigo Urkullu, en la jornada electoral del 12-J REUTERS | Vídeo: ATLAS

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El nacionalismo se expande como mancha de aceite sobre el Parlamento vasco, apenas sin dejar hueco. De los 75 escaños en la Cámara de Vitoria, 53 serán para las formaciones soberanistas, el PNV y Bildu, el mayor porcentaje de la historia. Los partidos constitucionalistas quedan reducidos a cotas cada vez menores. Apenas suman 16 asientos entre el PSE (10) , la nueva coalición PP+Cs (5) y Vox, que entra por primera vez en el Parlamento vasco. Mientras tanto Podemos, partidario del «derecho a decidir» y, por tanto, plantado en la ambigüedad, se desploma a su mitad (6).

Este equilibrio de fuerzas abrumadoramente nacionalistas (70,66% de los sufragios) se da justo cuando los vascos dicen ser menos independentistas (solo el 23% de los ciudadanos se declaran así, según el Sociómetro del Gobierno vasco). ¿Y cómo es esto posible? Porque el PNV, con su estrategia de moderación , reivindicándose como un partido de pura gestión, sigue siendo atractivo en las urnas a los votantes no nacionalistas. Urkullu atrae sobre todo a votantes del PP, pero también del PSE, que no logra capitalizar ni su presencia en el Gobierno de Vitoria ni en La Moncloa.

Urkullu podrá reeditar su apuesta de gobernar en coalición con el PSE, esta vez sí con mayoría absoluta

Las cifras le dan al lendakari para mantener su apuesta por el gobierno de coalición con los socialistas, aparcando en el cajón los planes soberanistas. PNV y PSE sumarían ahora 41 escaños, muy por encima de la mayoría absoluta (38). Era su principal objetivo después de que en esta pasada legislatura se quedara a un voto, lo que le dificultó mucho su gobierno. Urkullu asegura que su única obsesión ahora es salir de la crisis sanitaria y económica («manos a la obra, esta misión merece todo el esfuerzo», apremió anoche») y que no se embarcará en aventuras de ruptura.

Abstención histórica

La participación cayó al 52,8% y fue la más baja de la historia en las elecciones autonómicas vascas, marcadas por la crisis del coronavirus. El voto por correo se disparó (125.255 sufragios respecto a los 52.365 de hace cuatro años). Habrá que esperar al voto del exterior, que en las generales volteó el resultado dándole al PP un escaño en Vizcaya frente al PNV (ayer, la coalición PP+Cs perdió uno en esta provincia por apenas cuatro votos frente a Bildu). La campaña electoral fue anodina, apenas un trámite. Los vascos votaron ayer en una fecha simbólica, en el 23 aniversario del asesinato del joven concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco. Pero ni ETA, ni la necesaria memoria pública asomaron en los discursos políticos más allá del recuerdo de sus compañeros del PP.

Sin desgaste de gobierno

Salvo el fin del terrorismo, todo lo demás permanene inalterable. Cuarenta años después, y tras el breve espejismo del Gobierno socialista de Patxi López (2009-2012), el PNV mantiene su hegemonía política incontestable con 31 escaños, tres más. Pese a la zozobra de la gestión en la pandemia, Urkullu crece en las tres provincias. Nada le pasa factura al nacionalismo vasco . Ni los casos de corrupción -en diciembre fueron condenados varios dirigentes del PNV alavés en la trama «De Miguel»-, ni tampoco el desastre del vertedero de Zaldívar, donde cinco meses después siguen enterrados los cuerpos de dos trabajadores.

La coalición PP+Cs no cuajó: Iturgaiz pierde 4 escaños y se queda con 5, aunque uno de ellos será naranja

Tampoco a EH Bildu le penaliza su cordón umbilical con el pasado de violencia, al contrario. Los electores le premiaron en las urnas en 2011 y ahora supera esos resultados, con 22 escaños. Se procama la alternativa del PNV, pero seguirá siendo el hermano mayor, La coalición que lidera Arnaldo Otegui, al que esconden en la sombra, escogió a Maddalen Iriarte, histórica presentadora de la televisión vasca. Su discurso centrado en lo social difuminó el resto. «La izquierda abertzale está muy lejos de tocar su techo, elección tras elección avanzamos», aseguró Otegui (248.000 votos).

Los socialistas se estancan

Los socialistas también suben, un escaño más (10), pero no es un gran premio. No es sólo que los socialistas no logren aprovechar la presencia de Pedro Sánchez en La Moncloa. Es que el socialismo vasco cayó en el pozo hace cuatro años empatando en la cola con el PP. Y se ve reanimación frente al omnipresente discurso nacionalista.

El gran derrumbado de la noche fue Podemos, que se dejó cinco de sus 11 escaños por el camino. Los de Pablo Iglesias creyeron asaltar los cielos del Parlamento vasco en 2011 porque venían de ganar dos comicios generales en esta comunidad autónoma. Pero se toparon con el suelo tras una campaña ineficaz en la que apostaron por un tripartito de izquierdas con Bildu y el PSE. Los socialistas lo rechazaron de plano: gobiernan cómodos con el PNV.

Vox entra en el Parlamento con un escaño por Álava, tierra de su líder, Santiago Abascal

La coalición de PP+Cs tampoco cumplió su papel de sumar y los de Carlos Iturgaiz tendrán 5 de sus 9 escaños, uno de ellos será para Ciudadanos. El candidato a las autonómicas, repescado por Pablo Casado veinte años después, lamentó anoche el blanqueamiento a Bildu, dándole alas.

Vox confirmó su entrada por primera vez en el Parlamento vasco con una parlamentaria por Álava, tierra natal de su líder, Santiago Abascal.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación