Elecciones Gallegas 2020

Pontón presume de aldea

Ana, o Belén, como la llaman en su casa en Chorente (Sarria), celebra un acto con sus padres en el que reivindica sus orígenes

David Gómez

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Llegar a Chorente, la aldea natal de Ana Pontón, no tiene pérdida y permite recordar que existe una Galicia más allá de las ciudades. Una Galicia que vota y decide. Al lado de la iglesia y de algunas lápidas que datan de hasta casi un siglo se encuentra la casa donde creció Ana Belén Pontón Mondelo, Ana Pontón para los gallegos, Belén para sus padres , Aurita (de Áurea) y Luís. En este caso, la madre fue quién decidió. Le gustaba Ana. Le gustaba Belén. Y pensó, ¿por qué no usar los dos? Queda descartado así que Chorente cuente con una aférrima fan de la cantante de mismo nombre que decidiese llamar así a su hija. Al principio iba a ser María , pero la abuela frenó la candidatura. «Era nombre de vieja», argumentó.

Pontón es la tercera de cuatro hermanos de unos padres que se conocieron, como tantos otros, en una casa, en las fiestas. Pero, años después, «hay mucho amor», confiesa Aurita. Están tanto ella como su marido nerviosos. Normal, ante la llegada de una docena de periodistas, que se sentaron en una mesa rodeados de todo lo bueno que ofrece la comida «da casa». Imposible no probar, una falta de respeto, casi : embutidos, empanada, tarta de almendras y castañas, galletas. Y si eso estaba encima de la mesa, las que se encontraban alrededor son las gallinas. No quisieron dejar pasar su oportunidad de participar durante este primer acto de campaña con el cacareo. Una reivindicación para recordar que en sus aposentos sarrianos los extraños eran los periodistas.

Un acto que trató de mostrar a la candidata más allá del cartel, del mitin, de la entrevista. A la hija, a la niña que creció estudiando en un colegio cercano y que pronto se interesó por el mundo que la rodeaba. «Era una niña muy traste, muy buena. Le gustaba mucho estudiar». También leer, mirar el periódico. No se conformaba con aprobar. Quería el sobresaliente. «Sacaba muy buenas notas» , reconoce la propia Pontón, que también explica que un profesor hizo que se le acabasen atragantando un poco las matemáticas.

Su militancia en la organización juvenil del Bloque, Galiza Nova, comenzó a los 16 años. Tenía inquietud por cambiar cosas ya. Pero antes consiguió pequeñas victorias desde su aldea, que fueron forjando su personalidad e ideas. Desde conseguir que se publicase un relato LGTBI en una revista en el instituto , a que las chicas también pudiesen ser monaguillas en la iglesia. «Para mi fue una victoria», cuenta la candidata. Explica que sus ideas también vienen por la determinación de su abuela, con la que dormía, ya que no había habitaciones para todos. Desde la propia mesa donde se celebró el acto en Chorente se podía ver la ventana, ahora rota, del cuarto. Una abuela que le decía: «No permitas que te digan que las mujeres no trabajamos».

Porque los «orígenes» son los que marcan para toda la vida («Yo siempre seré de aquí», explica, a pesar de que esté censada en Santiago) y de ellos es de los que hay que estar «orgullosos». A Ana en casa le enseñaron a ser «humilde» y también , gracias de nuevo a su abuela, a entender que no se podía consentir que fuesen menospreciadas por ser «mujer, de aldea y hablar gallego». Ahora, pretende sacar todo el partido posible al rural, algo que cree que no se hace desde la Xunta. Se prometió que sería la legislatura del rural, señala Pontón, pero no ve que se haya cumplido: cita los empleos perdidos en este ámbito, como ejemplo de declive. Todo ello mientras el propio Feijóo visitaba sus raíces, en este caso en Os Peares . «Si algo me define es ser de un sitio pequeño. Una aldea es entender el enorme potencial que no podemos dejar que se pierda». cuenta Pontón.

Pero, ¿cómo viven los padres la campaña? «Despreocupado del todo», afirma Luís, del que Pontón era su «ojito derecho» y que trabajó en una cercana fábrica de la zona y que también se partió la espalda en el País Vasco. Aurita, por su parte, pide a los gallegos una oportunidad que afirma su hija no desaprovechará. Tiene varios motivos, tal vez no imparciales, pero que salen de la boca de alguien que conoce bien a la candidata: «Te veo presidenta, y vas a ser la mejor presidenta: es lo que necesita Galicia: honrada, buena política, transparente y honesta».

Los gallegos decidirán el 12 de julio en las urnas si le compran el discurso a Aurita.

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