El hundimiento de Ciudadanos y el fracaso del PP disparan a Vox en el Parlamento catalán

Pese a la subida de los de Abascal, la derecha constitucionalista cae a la mitad en escaños

Comparativa de los resultados de las elecciones catalanas de 2017 y 2021

Estos son los municipios de Cataluña que más han votado a Vox en las elecciones catalanas

El cabeza de lista de Vox, Ignacio Garriga, tras votar ayer a la salida de su colegio electoral Efe | Vídeo: EP

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Aunque no tan pronunciada, se daba por descontada la debacle de Ciudadanos , el ganador de las elecciones de 2017 que no pudo formar gobierno, y de su fuga de votos han tratado ahora de alimentarse el resto de las fuerzas constitucionalistas. Lo ha hecho el PSC , que con el enroque de Illa por Iceta ha logrado suceder al partido naranja como la fuerza más votada del hemiciclo, aunque con posible sabor agridulce si finalmente no puede formar gobierno. Los restos de Ciudadanos no han servido para gran cosa al PP , aunque es cierto que los sondeos, en el peor de los casos, incluso le apeaban del Parlamento catalán . Su presencia en la cámara seguirá siendo casi residual. Y, por supuesto, del hundimiento naranja se ha beneficiado Vox , que irrumpe con fuerza en el Parlamento catalán, logrando capitalizar el voto de la derecha constitucionalista. Los primeros análisis apuntan también a que el partido de Abascal , con un votante que se antojaría más fiel y emocional, podría haberse aprovechado de la alta abstención, que, salvo sorpresas, anclará de nuevo al constitucionalismo en la oposición para la próxima legislatura.

Ciudadanos había logrado imponerse en las pasadas elecciones autonómicas de diciembre de 2017. Tras el ambiente caldeado y polarizado del «otoño caliente» independentista, al que el Gobierno de Mariano Rajoy había puesto freno a través del 155, el partido que entonces encabezaba en Cataluña Inés Arrimadas consiguió capitalizar el voto constitucionalista con el discurso más directo e incisivo, al menos en las formas, contra el independentismo. Alcanzó los 36 diputados, pero la suma de Junts per Catalunya (JpC) y de Esquerra, con 34 y 32 escaños respectivamente, les privó del Govern. Arrimadas ni siquiera optó a la investidura, y el secesionismo conservó la Generalitat, de nuevo con los posconvergentes al timón. Ciudadanos ganó aquellas elecciones, pero luego no ha sabido hacer valer su papel en la jefatura de la oposición.

Inés Arrimadas acabó haciendo las maletas, dejó Cataluña para ser la número dos de Albert Rivera , y luego tomó la manija del partido cuando este puso tierra de por medio tras su sonoro fracaso electoral en las generales de noviembre de 2019. Lorena Roldán asumiría el papel de Arrimadas como líder del partido en Cataluña tras imponerse en las primarias, pero esa victoria interna no tuvo traducción en la candidatura para estos comicios catalanes: el partido prefirió que encabezara la lista de las elecciones del 14-F Carlos Carrizosa , líder del partido en el Parlamento catalán. Y Roldán acabó desertando de las filas naranjas para sumarse a la lista electorales del popular Alejandro Fernández.

Ni en el peor escenario

En definitiva, una sucesión de marejadas en aguas interiores del partido que ha contribuido a que el otrora trasatlántico naranja se acabase yendo a pique. De 36 a 6 diputados, un hundimiento anunciado pero de un calado que no intuían ni los peores pronósticos de los de Arrimadas y Carrizosa. Ayer, tras la derrota, Carrizosa optó por una intervención escasa de autocrítica. Se limitó a decir que trabajarán desde el Parlament para «movilizar» a los votantes constitucionalistas que ayer «se quedaron en casa», y lanzó un mensaje implícito a Vox cuando afirmó que el constitucionalismo se puede defender «sin estridencias ni radicalismos» .

Malos han sido también los resultados para el PP, que a nivel estatal conserva la hegemonía del centro-derecha pero que en el Parlamento catalán confirma su papel marginal. Es cierto que la formación popular, comandada por Alejandro Fernández, solo ha perdido un escaño -pasa de cuatro a tres- respecto a los comicios de 2017, y que algunos sondeos incluso le abocaban a su desaparición del hemiciclo. Pero es que aquellos cuatro diputados habían sido 11 en los anteriores comicios, en 2015. El PP en 2017 no supo capitalizar el liderazgo del Gobierno que entonces capitaneaba Mariano Rajoy en la aplicación del 155, y la saca constitucionalista que se llenó fue entonces la de Ciudadanos. Ahora, los tres diputados logrados por el PP este 14-F se convierten en el peor resultado de los populares en unas elecciones autonómicas catalanas.

Cuerpo a cuerpo con Vox

Alejandro Fernández conocía ese riesgo, dado que la candidatura de Vox volaba en las encuestas. Por eso el popular trató de jugar la carta de la moderación para diferenciarse de Vox, y buscó continuamente en cada debate el cuerpo a cuerpo con su candidato, Ignacio Garriga, tachándolo de «populista» por su discurso y maneras de trazo grueso. Como daban por hecho que perderían votos por el flanco derecho con la irremediable irrupción de Vox , el objetivo era curar esta herida en lo posible con el retorno de un votante tradicional popular que en 2017 había preferido confiar su antinacionalismo a la candidatura de Ciudadanos. En síntesis, que el votante constitucionalista moderado se sintiese cómodo con el PP en lugar de verse seducido por la campaña del «president Illa» socialista. Los análisis más pausados dirán si la táctica del PP ha sido efectiva para contener una hemorragia que se veía inevitable. Por el momento, Fernández habló ayer sin ambages en su comparecencia para valorar los comicios. Tachó el resultado de «muy malo», pues el PP no consiguió los dos objetivos que se proponía: crecer y lograr grupo parlamentario propio, para lo que necesitarían al menos cinco escaños.

La irrupción

Y al margen del PSC, que, al menos sobre el tablero, gracias al descalabro de Ciudadanos -y posiblemente también al apoyo de una parte del electorado de los comunes (Podemos)- se erige en la principal fuerza constitucionalista, el gran beneficiado de la debacle de los naranjas ha sido Vox. Los del partido de Santiago Abascal han irrumpido en el Parlamento de Cataluña con fuerza , con un total de 11 escaños, un resultado que pocos sondeos aventuraban.

Con Garriga como cabeza de lista, y como era previsible, Vox ha sido el partido más agresivo en las formas para plantar batalla al separatismo. Sus esfuerzos, sin embargo, no han servido para restar fuerza al independentismo en el hemiciclo, que, muy al contrario, ha salido reforzado de estos comicios. Vox ha crecido pero, básicamente, en detrimento de Ciudadanos y del PP . Estos dos últimos partidos alcanzaron conjuntamente los 40 escaños en las elecciones de 2017; ahora, la suma de Vox, Ciudadanos y PP suman solo 20. La derecha constitucionalista, reducida a la mitad en el Parlamento catalán.

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