Cataluña es la tierra donde he creado una familia y donde espero vivir el resto de mi vida. Me ha permitido realizarme en lo personal y lo profesional. Una tierra maravillosa en la que se valora el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Aquí soy feliz.

Llegué a Barcelona hace 41 años como profesor de Telecos en la UPC. De allí pasé a la Facultad de Informática, donde potencié la docencia e investigación en los temas de arquitectura de computadores y supercomputadores. La excelente calidad de los investigadores que trabajaban conmigo me permitió proponer al Gobierno de España, a la Generalitat y a la UPC, la creación de un centro sobre computación paralela, que se denominó CEPBA. En 2004, nuestros patronos dieron un gran paso adelante en su colaboración y crearon el Barcelona Supercomputing Center, que es el Centro Nacional en Supercomputación, que dirijo.

En el BSC trabajamos más de 400 personas, el 60% de los cuales están contratados con los recursos que obtenemos de proyectos de investigación. El 40% de nuestro personal investigador procede de 40 países diferentes. Somos líderes mundiales en el desarrollo de técnicas hardware y software para los actuales y futuros supercomputadores. Cooperamos con el sector privado para dar respuesta a las necesidades de las empresas, tales como Repsol e Iberdrola. Somos uno de los primeros ocho centros que obtuvieron el Sello de Excelencia Severo Ochoa y formamos parte de la élite de los centros de supercomputación del mundo.

Toda esta creación de Ciencia y riqueza en Barcelona ha sido posible gracias a la colaboración entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña.

Nací en un pueblo de Aragón. En aquel entorno duro, de labradores de secano, nació y echó raíces mi árbol particular. Hice mi carrera en Madrid, una ciudad donde nadie se siente forastero. Y en Cataluña es donde ese árbol ha tenido el entorno adecuado para fructificar. Hay muchos que tenemos una historia similar, y que amamos a Cataluña.