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Así es la Cataluña española y así sería la independiente

Una de las grandezas de este territorio es la pluralidad de procedencias de sus 7,4 millones de habitantes

Jóvenes se fotografían con un falso DNI
Jóvenes se fotografían con un falso DNI - afp

García, el apellido más común de una sociedad plural

Un gurú del secesionismo catalán cirticaba hace unos días las «candidaturas étnicas unionistas» cuyos miembros tienen apellidos acabados en «ez». Obviaba este «intelectual» que apellidos como García, López, Gómez o Sánchez son los más frecuentes en Cataluña, la segunda autonomía española en número de población.

Una de las grandezas de este territorio es la pluralidad de procedencias de sus 7,4 millones de habitantes, cifra gestada a raíz de los movimientos migratorios registrados entre los años 1950 y 1975. Durante este período, miles de españoles procedentes de Andalucía, Murcia, Aragón o Extremadura se trasladaron a Cataluña en busca de un futuro mejor. Habría que esperar a los inicios del siglo XXI para asistir a una nueva ola migratoria, en este caso procedentes de América del Sur y África. Todo ello, favoreció el mantenimiento de las tasas de natalidad y, sobre todo, una enriquecedora mezcla de idiomas y costumbres.

La densidad de población, cifrada en 234 habitantes por kilómetro cuadrado, es muy superior a la media española, pero son las ciudades del área metropolitana de Barcelona –Barcelona, Badalona, L’Hospitalet de Llobregat o Santa Coloma de Gramenet– las más populosas. Y también las menos secesionistas. El llamado «cinturón rojo» acogió a esa ciudadanía de origen foráneo –los bloques de pisos del barrio de Bellvitge dejan testimonio de aquella época postbarraquismo– y es precisamente esta conurbación barcelonesa, muy abstencionista, donde el voto será decisivo el próximo 27 de septiembre.

Éxodo de población y aumento de la inmigración

En los últimos años, Cataluña asiste a un descenso de población que coincide con una bajada de la inmigración debido a la crisis económica. Es muy difícil calcular los efectos de la secesión en la demografía y si éstos se traducirían en un éxodo de personas.

En tal caso, las cuestiones serían sentimentales –negativa a renunciar a las raíces españolas– o económicas –inestabilidad, deslocalización empresarial...–, lo que dejaría a este hipotético «país catalán» a expensas de otras corrientes migratorias. De hecho, los gobiernos nacionalistas siempre han mimado a los colectivos de origen musulmán –Convergència ha creado una sectorial llamada «Nous Catalans»–, lo que algunos sociólogos atribuyen al hecho de que resulta más fácil inculcar la lengua catalana en esta comunidad que en la latinoamericana, que seguiría utilizando el castellano. Los más alarmistas comparan el futuro de Cataluña con las repúblicas balcánicas, donde el aumento de la población musulmana provocó gravísimos problemas de convivencia. Este factor se une a unas cifras de natalidad que se han reducido en los últimos años, así como el número de hijos por mujer.

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