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Sede de Palmas Altas, en Sevilla - EFE

La banca extranjera, el principal lastre para el futuro de Abengoa

Las entidades financieras dan por descontado que tendrán que asumir quitas de hasta el 90% y confían en encontrar otro socio industrial

SEVILLA/MADRID Actualizado: Guardar
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Apenas cuatro días después de que Abengoa solicitase el preconcurso de acreedores, nadie es capaz de hacer un pronóstico claro sobre cuál será el desenlace final de esta crisis. Antes de que el pasado martes se rompiera el acuerdo con Gestamp, Abengoa ya había previsto la posibilidad de acudir al Juzgado de lo Mercantil y acogerse al artículo 5bis, que le permite negociar durante cuatro meses con los acreedores. En este tiempo ya ha perfilado cuál podría ser la estrategia para evitar la mayor quiebra de la historia de España.

Al margen de la reestructuración (está ultimando un riguroso plan de adelgazamiento cuyo impacto laboral aún no se ha especificado), el grupo ha mostrado que su gran baza para salvar sus grandes proyectos en ejecución podría ser la filial Abengoa Yield.

Esta sociedad comenzó a cotizar en el Nasdaq en junio de 2014 y adquirió los veinte grandes activos industriales que ha desarrollado Abengoa en régimen de concesión (como sus plantas termosolares en España y EEUU, líneas de transmisión eléctrica en Perú y Chile, desaladoras en África…). Como son activos que están terminados y tienen contratos de suministro a largo plazo, el atractivo de Yield es que ofrece importantes dividendos a sus accionistas.

Abengoa posee el 47% de Yield. Santiago Seage ha dejado el máximo puesto directivo en Abengoa para centrarse en independizar totalmente a esta filial de la empresa matriz, para lo que ya está buscando una nueva marca e identidad corporativa, además de un director financiero ajeno a Abengoa.

El ministro de Economía, Luis de Guindos dice que es prioritario que se conozca «la situación financiera»

En el comunicado a la SEC (supervisor bursátil estadounidense) donde explica estos planes, dice literalmente que «a corto plazo» Yield no comprará más activos desarrollados por Abengoa. La pregunta es: ¿Y a medio plazo? La empresa controlada por la familia Benjumea podría estar buscando un socio industrial que refuerce Yield con nuevos activos y más capacidad financiera.

Una Yield controlada por un grupo ajeno a Abengoa podría asumir los proyectos estrella que está desarrollando el grupo sevillano y para los que actualmente no tiene recursos financieros, como el acueducto de El Zapotillo en México, el megaproyecto Atacama Solar en Chile (un parque con más de 210 MW) o el sistema de abastecimiento de agua potable en la ciudad de San Antonio. Esta operación generaría caja, reduciría los compromisos de inversión de Abengoa (más de 1.200 millones en tres años) y eliminaría la deuda asociada a los mismos. La próxima semana será cuando Seage detalle a los inversores cuáles son sus planes con la filial americana.

Posición de las entidades

Al margen de los planes de Abengoa, entre las entidades financieras las posiciones son heterogéneas: en los principales bancos españoles (el conocido como G-6: Santander, Caixabank, Popular, Sabadell y Bankia) se alterna la confianza ante la posibilidad de alcanzar un acuerdo y el pesimismo ante la presión ejercida por la banca extranjera (HSBC, Citigroup, Crédit Agricole, Federal Financing Bank, Société Générale y Bank of America), según las impresiones extraídas tras consultar a varias entidades acreedoras.

Con aproximadamente un 60% de la deuda en manos de estas últimas, el margen para encontrar una solución de carácter «político», que pase por la conservación íntegra del negocio y de los empleos, se estrecha enormemente.

En esta línea se pronunció el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, quien el pasado viernes recordó el papel minoritario de las entidades españolas. Recalcó, además, que «existen limitaciones a las ayudas de Estado» y que lo prioritario es «que se conozca la situación financiera de la empresa y su endeudamiento» para determinar «cuál es su situación real».

Esta es la intención de los bancos acreedores más proclives a la negociación: conocer qué plan de viabilidad pondrá Abengoa sobre la mesa -especialmente, su programa de desinversiones- para comenzar a hablar de una reestructuración de deuda y posibles nuevas líneas de crédito. Para ello, han seleccionado a KPMG como banco asesor, con el fin de encauzar el proceso, tal y como hizo en último el gran concurso en nuestro país, el de Pescanova.

En el otro frente se encuentra la importante deuda de los proveedores, con los que existen compromisos por 5.000 millones, y los bonistas (4.400 millones). Estos han elegido al banco de inversión estadounidense, Houlihan Lokey, para canalizar sus reclamaciones.

Una de las alternativas para garantizar el futuro de la empresa es buscar un nuevo socio que reemplace a Gestamp

Las conversaciones entre KPMG y las entidades arrancarán la semana que viene. Las entidades encuentran dos diferencias fundamentales con el caso de Pescanova, en el que los bancos capitalizaron su deuda -es decir, convirtieron sus préstamos en capital de la empresa, para asumir su gestión- y lograron reflotar la pesquera gallega.

Por un lado, el pasivo en el caso de la andaluza resulta casi ocho veces mayor (27.000 millones frente a 3.500 millones) y, por otro, la estructura compleja de sus acreedores (la mayor parte son entidades y bonistas internacionales) convierten en prácticamente inviable la posibilidad del «rescate» por parte de la banca privada, como han planteado varios grupos políticos de izquierdas.

Ante la ausencia de otros balones de oxígeno ajenos a la negociación entre Abengoa y sus acreedores sólo ven una posible alternativa que garantice el futuro de la firma: la búsqueda de un nuevo socio industrial que reemplace a Gestamp. Aun así, la banca española es consciente de las dificultades de que aparezca otro «caballero blanco» que se muestre contrario a segregar la empresa para obtener valor por la venta de sus plantas y que asuma el elevado endeudamiento.

Lo que pocos dudan es que los acreedores tendrán que encajar cuantiosas quitas. En el caso de las entidades, fuentes bancarias consideran que podrían hacer frente a un recorte de hasta el 90%. Para los bonistas la situación será similar. Rodrigo García, analista de XTB, recuerda que estos títulos ya parten con un descuento del 85%.

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