El líder del PSOE, Pedro Sánchez, acompañado del presidente del Círculo de Economía, Antón Costas (d), durante su participación en las segundas sesión de las jornadas empresariales económicas que organiza el Círculo de Economía en Sitges (Barcelona)
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, acompañado del presidente del Círculo de Economía, Antón Costas (d), durante su participación en las segundas sesión de las jornadas empresariales económicas que organiza el Círculo de Economía en Sitges (Barcelona) - EFE

No me chilles que no te veo. Política y empresa, frente a frente, en medio, los de siempre

Desde todos los frentes posibles, llega la petición de seguir reformando... el mercado laboral

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Dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

Y... en esas estamos. En esta eterna precampaña electoral que dura ya...

¡meses! Un periodo, repetitivo donde los haya en los últimos tiempos en este país, en el que más que reflexionar sobre lo que nos proponen («venden» más bien) desfilan, día tras día, unos y otros, y cada cual en su papel. Y, en medio, los de siempre. Por un lado, los políticos, que siguen con sus programas económicos impertérritos. Con propuestas que suenan ya a viejo. Con el objetivo de dar lo «mejor» (sí entre comillas, porque lo mejor lo mejor...) a los de enmedio. Por otro, los empresarios, que lanzan peticiones varias al próximo Gobierno, propuestas, dicen, nuevas, para también lograr dar lo «mejor» (de nuevo entrecomillas, ¡claro!) a esos mismos. ¿El objetivo? En teoría, el bien (¿interés?) general para mantener la velocidad de crucero en el crecimiento de la economía y, por tanto, del empleo. En la práctica, el bien (¿interés?) de algunos para que otros (los de siempre) sigan «apechugando». Bueno, si enderezáramos finalmente el país... ¡Todos contentos!

El caso es que los últimos datos del paro registrado de mayo han resultado ser un espaldarazo a la política laboral del Gobierno del Partido Popular. Si bien es verdad que los ciudadanos han sufrido infinito en sus propias carnes todas las consecuencias de una crisis infernal, la reforma laboral aprobada en 2012 -con todo lo negativa que llegó a ser para muchos en su corto plazo, con despidos a mansalva al poner en marcha las primeras medidas- , ha obtenido a medio plazo, como se preveía, los resultados esperados. Lo importante, que empiece a haber trabajo estable.

Pero, desde todos los frentes posibles, llega la petición de seguir reformando... el mercado laboral. La famosa vuelta de tuerca a la reforma del 12. Y mientras unos dicen que en cuanto lleguen al poder «se la cargan» (los partidos de la izquierda), otros consideran que es insuficiente y reclaman mayores avances (sobre todo, el actual Gobierno y los empresarios... ¡y Europa! Vamos, quien manda).

Por ello, tras un periodo de «impass» ante un posible pacto para un Gobierno de coalición, los empresarios españoles han vuelto a la palestra. A pedir. Proponiendo, eso sí. En diversos foros, han coincidido en tachar la última reforma laboral de «buena» pero... insuficiente. Por ello, reclaman al unísono mayores avances en este campo que posibiliten ligar los salarios a la productividad, dar mayor protagonismo a los convenios de empresa, eliminar la temporalidad o mejorar la flexibilidad interna. Precisamente lo que deducía también del último Barómetro de los Círculos, que reúne encuestas de casi 300 miembros de las organizaciones empresariales de todo el país y que se hizo público recientemente en las Jornadas de Sitges (Barcelona) que organiza el Círculo de Economía.

Una edición enmarcada en ese inédito escenario de repetición electoral, donde los principales líderes políticos están desarrollando sus propuestas económicas a menos de un mes de los comicios generales del 26 de junio. A pesar de que, como decía sobre estas líneas, los programas electorales apenas han sufrido modificaciones económicas.

Curiosamente, entre bambalinas, los empresarios que asistieron a la reunión en Sitges se hacían eco del mismo sentir que el percibido por los primeros espadas de las del Ibex 35 o de los empresarios de la patronal: recelo ante las propuestas de inversión social de los partidos de izquierdas y rechazo a las críticas a la reforma laboral del PP abanderadas, sobre todo, por el líder del PSOE, Pedro Sanchez. Porque lo que piden a voz en grito es, precisamente, más medidas laborales.

Sobre la mesa, de todo un poco: contratos para jóvenes con salarios más bajos, acabar con el rechazo de los parados a ofertas de empleo, más facilidades para despedir, endurecer los requisitos para acceder al cobro del desempleo, simplificar los modelos de contratos o rebajar cotizaciones sociales..¡Oye por pedir...! Pero ya saben aquello de «ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se cumpla», porque, al final, los que reciben, son los de siempre. Los de enmedio.

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